miércoles, 10 de agosto de 2016

La pompa de jabón


Nada mas frágil y perecedero que una pompa de jabón. Nacida de la casualidad o del empeño, su vida dura apenas unos segundos. Su simplicidad es mágica, cautiva las miradas y hace feliz a los mas pequeños. Contiene brillos, reflejos y arco iris en su escaso ser. Por momentos llega a ser Sol, Luna, luz, oscuridad, lienzo, espejo,pájaro.....y de pronto.....nada.....fin. 

En cierto modo eso es la ilusión. Nacida de la casualidad o del empeño, llega a serlo todo, pero tiene los días contados, o los segundos, como la pompa de jabón.
Al igual que el artista necesita su musa, la ilusión necesita una fuente de ignición. Antaño ,nacida de historias y leyendas, contadas alrededor de la mesa o la hoguera, relatos de viajes a lugares lejanos, de aventureros intrépidos, o de hazañas humanas irrepetibles.........que la ilusión empujaba a intentar repetir.

Hoy las musas se agolpan en la pantalla, y se dan codazos por ganar tu atención. Hay tanto flujo de aventureros y hazañas irrepetibles, que la ilusión se hace frágil, tanto o mas que una pompa de jabón entre las zarzas.
Las ilusiones no cuajan, los fracasos no duelen.

La ilusión se compra en los chinos, te sale barata y se rompe fácilmente, así que, se tira sin mas a la basura, sin intentar repararla, y se compra otra nueva.

El fracaso no empuja a mejorar, a reintentar , a mantener la ilusión por alcanzar el deseado objetivo, a regresar con mas fuerza. El fracaso está tan adornado y maquillado que no duele.



¿Que fue de aquel tozudo que sudaba cada tarde por alcanzar su cima? ¿que fue de aquel pesado que te daba la brasa con sus cuentas pendientes en el bucle imposible?¿donde quedó aquel "no pararé hasta que lo consiga"?

La derrota solía quitar el sueño, y para cuando te dejaba dormir, te atormentaba con pesadillas repetitivas, viéndote rendido una y otra vez. Imágenes en blanco y negro de ti mismo, tirando la toalla, vencido por el reloj, siendo despojado del dorsal a manos de un desconocido......

La respuesta a ese tormento consistía en poner fecha, invertir horas, pedir consejos, hipotecar los descansos, sacrificar hábitos, rozar la obsesión.
Creer en uno mismo, sin bajar el listón, manteniendo la meta en su sitio, mutando poco a poco ,a base de esfuerzo, en alguien capaz de cruzarla por fin.

Cual pompa de jabón, las ilusiones frágiles ,asidas a voluntades de mantequilla, pasan página horas después del descalabro. Se cambia la cima por el campo base, el bucle imposible por la circular factible, se recorta el desnivel, se pellizca la distancia, se acerca la meta a tal distancia, que el individuo prescinde de mejorar.



Una pequeña aldea, poblada por irreductibles bichos raros, resiste ahora y siempre al invasor, con una poción mágica que los hace invencibles: la tenacidad.

Allí vive Mark, que luchó año tras año por llegar a Esparta, por tocar el pie de la estatua de Leónidas, por ser coronado de laureles en la meta de la Spartathlon......hasta que lo consiguió. Ahora se encuentra peleando por tercera vez contra La Ultra-The High, contra sus 333 kilómetros por la carretera mas alta del mundo, en el Himalaya. Jamas cejó en su empeño por mejorar, por aprender la economía del movimiento, para llegar mas lejos, mas rápido, y cruzar sus metas, esas que siempre han estado al final, en el mismo punto, donde su ilusión las había situado desde el primer momento.

Allí vive también Javi, que persiguió "su Luna" una y otra vez, situada en tres horas y media de reloj, a 42 kilómetros de la salida. Horas de soledad y esfuerzo, de rechazar otros planes para centrarse en su objetivo.
Siempre amigo de los retos de tres cifras, no dudó en quedarse rezagado y solo, sabedor de su ritmo, en proyectos de mas de cien o doscientos kilómetros, uniendo ciudades distantes, uniendo una orilla con una cima, uniendo un amanecer con el siguiente.

Tipos que no nacieron para correr, o a los que una fractura múltiple daba por desahuciados , tipos con una tenacidad y una ilusión inquebrantables, a los que el fracaso siempre ha logrado mejorar.

Van estas letras para todos esos habitantes de la aldea, allá donde vivan, y sea cual fuere su motivación. Tenéis toda mi admiración.

(Dedicado especialmente a Mark Woolley y Javier Hernández Sansalvador)