martes, 24 de diciembre de 2013

Aferrarse



Mientras trotábamos, muertos de frío en la oscura madrugada, vimos una luz que bajaba de la montaña. En pocos minutos, la  lejana luz ya estaba a tiro de piedra, y venía hacia nosotros, como en un inevitable choque de trenes. 
Dejamos de correr, al igual que la luz, y a paso lento, entre el vaho y las sombras, apareció una figura humana. Ataviado como corredor de montaña, el mutuo deslumbramiento de los frontales nos impedía ver su rostro, hasta que el enigmático desconocido decidió apagar el suyo.
¡¡ Pedro !! ,exclamamos los que lo conocíamos, y entre abrazos, presentaciones y apretones de manos, reanudamos la marcha, pero ahora con todas las luces en la misma dirección, hacia la cumbre.

La vida está llena de gentes, de momentos, de coincidencias, y a veces es fundamental aferrarse a ellos. Por desgracia, hoy todo es demasiado temporal, y se cambia de amigos y de pareja como de móvil, mandándolos a la mierda o al fondo de un cajón. Nadie soporta a nadie, y no se deja pasar ni el mas mínimo roce.
Una vez me dijo una señora: -En mi niñez, se reparaban los juguetes y las relaciones humanas, hoy ni una cosa  ni la otra, las dos se tiran a la basura al primer fallo- , y que razón tenía la buena mujer.

Demasiados bares de copas, demasiado internet, demasiado Wassap, demasiados "Salvames", y muy poca paciencia o empatía.

Después de dispersarnos para tratar de localizar el sendero, y de trastear el GPS, decidimos retroceder sobre nuestros pasos, hasta que dimos con el camino correcto. Estrecho y empedrado, el sendero crujía bajo nuestras zapatillas a causa del frío, y parecía regado de purpurina a la luz del frontal.
La senda se tornó pared, y casi a cuatro patas, cada cual fue buscando su vía de ascenso. Aún no asomaba el astro Rey en el horizonte cuando llegamos a la cruz que jalonaba la cumbre. Y juntos, entre bromas y comentarios acerca del frío, esperamos con paciencia el nuevo amanecer.




En nuestro mini-cosmos de corredores aun solemos escuchar estas raras expresiones: -Vamos a esperar a ...... que va un poco tocado-, -Tira tu.....-, -¿Vas bien?- , ¿Quieres un poco de....?-, -Agárrate a mi mano.....-, -¿Te lo guardo en la mochila......?-, -¡¡ Parad !! que no veo a .....-, -Toma un trozo...-, -Seguid vosotros, yo lo espero....-.
Sería bueno poder trasladarlas al total  de escenarios de la vida en sociedad, y mantener un vinculo parecido con el resto de los mortales, pero para eso tendríamos que cambiar muchas cosas.

Aferrate a tu pasión, al amor de tu vida, al olor de tu hijo, al calor de tus padres, a tus sueños, a tus montañas, y hazlo con fuerza, como al madero de un naufragio.

Sed Felices.


lunes, 16 de diciembre de 2013

SALVAJE

Foto: Jakub Polomski

"El término salvaje se usa como adjetivo calificativo para señalar a aquellos seres vivos que se caracterizan por un estilo de vida alejado de la civilización o que no han sido domesticados. El estado de salvaje o de salvajismo puede aplicarse tanto a vegetales, como a animales (incluido el ser humano) y a microorganismos. Ser salvaje normalmente implica tener un vínculo con el medio ambiente o naturaleza mucho más directo y menos contaminado por las diferentes tecnologías creadas por el ser humano a lo largo de la historia. 
Vivir en estado salvaje implica, básicamente, llevar un estilo de vida muy diferente al estilo de vida considerado como civilizado. Mientras que para el ser humano el estilo de vida civilizado implica vivir en sociedad, respetar determinado sistema de leyes, contar con instituciones, etc., esto no siempre es así para los animales. En este sentido, muchos animales salvajes viven en manada y se guían por leyes implícitas de jerarquía pero no por eso dejan de ser salvajes. Es por eso que es importante señalar que el principal elemento para considerar a un animal o planta como salvaje es el hecho de no haber sido domesticado por el ser humano."

Cada noche salgo un rato a engañarme. Aparco el coche cerca del comienzo del Cordel del Higuerón, enciendo mi luz artificial, y arranco a correr, solo o acompañado.
La oscuridad, el frío, la tierra, y alguna vaca, camuflan la escena, y me trasladan mucho mas lejos de la civilización de lo que en realidad estoy. Coronar este pequeño puerto, en la oscuridad, por este sendero,es el sucedáneo que puedo permitirme, un pequeño infiltrado, un atisbo de lo natural en mi vida artificial.

Domesticado, y cargado de obligaciones, cada noche sueño despierto con ser salvaje, y me refugio en la lectura, en la vida de otros que escaparon, en historias de largas travesías a pie, en caminos polvorientos que reconcilian al caminante consigo mismo,..... en voces del desierto....en males de altura...........hasta que apago la luz de mi mesita de noche.

Foto: Lukas Farlan

Hace unos días, un buen amigo y compañero de equipo, me mandaba un mensaje: "He leído la entrada de tu blog, y me parece el catecismo de los que no corren una mierda....", y en parte creo que tiene razón.
Que no corro una mierda es un hecho demostrado, sobre todo para aquellos que lo hacen mejor que yo, o mas rápido, y respaldado por mis puestos en las clasificaciones. Pero esto es importante para la reputación de algunos, y totalmente irrelevante para otros que, como yo, nunca han corrido para ganar, ni para ser mejores que los demás, y que, a lo sumo, se afana en no descolgarse del grupo de entrenamiento para poder participar en la conversación, y no ser el eterno lastre.

Desde mi punto de vista, "correr una mierda" es liberador, y me exime de tener que tirar de las archiconocidas excusas que se han ido importando desde las carreras populares, y que del asfalto han llegado a la montaña........porque al final todo se contamina.
Si tardo en completar un ultra trail 30 horas, no tengo que dar explicaciones, ni nadie me las pide, porque "corro una mierda", sin embargo, un corredor de los que "corren", tarda 26 horas, y aun así tira de catálogo con los conocidos: "he tenido rampas musculares a partir del kilómetro X........., no dormí bien la noche antes........planifiqué mal mi alimentación............he estado una hora perdido y he hecho 10 o 12 kilómetros de mas...........he tenido descomposición y he parado varias veces..........y bla bla bla bla........"

Así que en mi alegato de hoy, clamo por volver a lo salvaje, y descontaminar el monte, porque ese "buen rollo" del mundillo montañero del que hablábamos hace unos años, se está marchando, y cada fin de semana, tras una prueba, se oyen frases como " en el kilómetro tal adelanté a fulano, que yo pensaba que corría mas, porque está todo el día hablando de lo que entrena.......", "...le he sacado por lo menos un cuarto de hora a mengano.......", "....las clasificaciones están mal porque según mi reloj.....",  "......a mi me salen mas kilómetros...."
Y que conste que, al ser una competición, debe haber gente competitiva, pero lo que no me acaba de gustar es esa formación de "castas", esos "estatus", esas "jerarquías" , esos corrillos cerrados, esas miradas de reojo, esas sonrisas burlonas, mas propias de un edificio de oficinas, que de un aparcamiento en la sierra.

Por todo esto, y mucho mas, voy a comenzar una terapia de desintoxicación, y voy a comenzar a desligarme del dorsal, poco a poco......hasta conseguirlo.
No será algo inmediato, porque tengo grandes amigos, y un dorsal es una buena excusa para volver a saludarlos......pero llegará el día en que esas citas cambien de escenario.

Yo corro porque me gusta hacerlo, y cada día pienso en ello, y no necesito un objetivo a corto plazo "...porque sino no me obligo a entrenar....". Yo no me obligo a correr, yo siento la necesidad de hacerlo. Yo veo la tele y pienso en correr, leo un libro y pienso en correr, escucho una canción y pienso en correr. Yo no necesito un dorsal, ni necesito correr a un ritmo determinado. A veces corro hasta que me falta el aire, y otras se me podría adelantar caminando......pero en todos los casos he elegido como hacerlo, y en todos los casos he acabado satisfecho.

Así pues, y bajo el título de "Salvaje", quiero con esta entrada marcar el punto de partida de mi alejamiento de la "montaña organizada", y pasar a organizarla a mi manera, sin dar la espalda a nadie, pero sin ceñirme a tiempos ni a reglas, y disfrutando de la planificación .
No faltaré a un par de citas, que ya tengo cerradas, y que me hacen ilusión, pero es bastante probable que sean las únicas del próximo año, en lo que a dorsales se refiere.

Hay vida mas allá del chaleco y la medalla, mas allá de la baliza y el chip, hay cientos de senderos, cientos de montañas, y cientos de oportunidades de disfrutarlos a nuestro estilo.
Prometo no privarme de unas vistas, de una foto, o de sentarme en una roca a comerme un bocadillo. Correré con mi manada, o sin ella, con rumbo fijo, o sin el, con ritmo alegre, o pausado, pero desligado de toda obligación.

Foto: Tommy Richardse



MOUNTAIN from lee rouse on Vimeo.