sábado, 29 de mayo de 2010

Scottish Ultra: ultima etapa.



Después de llegar a meta de la cuarta etapa me fui a la tienda a ponerme algo de ropa seca, y seguidamente me uní a mis compañeros para comer algo. Nos pusimos hasta las cejas de jamón ibérico Joselito y de queso curado de las reservas de Artemio.
Lo siguiente fue visitar a Bob, el fisioterapeuta, para que tratara de arreglar la contractura de mi espalda. La verdad es que me dejo bastante bien, pude dormir esa noche sin molestias.
La tarde la pasamos charlando y bromeando, y al caer el sol nos fuimos cada uno a nuestra tienda. Había estado lloviendo y de nuevo la ropa no se seco nada, así que mañana tocaba ropa húmeda otra vez o usar la camiseta de dormir y la malla larga térmica, lo único seco que me quedaba.
Después de escuchar un poco de música ,y pensar en la etapa de mañana , me quede dormido.
Amaneció el ultimo día, lo hizo con esa doble sensación de alegría por ver que lo vas a conseguir, y de pena porque se acaba lo que has estado esperando tantos meses.
Mientras nos acercamos a la salida ya están desmontando el campamento, es curiosa la sensación de “vuelta a la realidad” que se me va quedando, de pensar que dentro de unas horas comienza la cuenta atrás hacia lo cotidiano, hacia el trabajo, hacia los problemas diarios. Pasar varios días corriendo en otro país, con otras gentes, otros paisajes, otro clima, es una gran terapia anti-estress, sirve para desconectar, para hacer un “reseteo” y desbloquear la mente.

Según nos explican, la etapa de hoy no es ningún regalo de despedida, no es una de esas etapas de “tramite” para llegar a la cifra determinada de kilómetros, por lo que nos cuentan serán casi 30km con variedad de terrenos.
Arrancamos una vez mas, Alonso se va con los dos primeros, justo detrás vamos Paco, Manolo y yo, y Javi sigue a su bola, es un hombre con un plan y no se sale de el, va a hacer su carrera y punto.




Pronto nos metemos de lleno en las temidas turberas, y comienza la búsqueda de marcas para seguir la dirección correcta. De momento perseguimos a los tres primeros para seguir el rumbo, esos tíos ya tienen experiencia en esta carrera y uno de los dos escoceses controla muy bien el tema de la orientación. El terreno se pone muy jodido y vamos cada vez mas lentos, las continuas subidas y bajadas provocan que perdamos de vista a los primeros, así que tenemos que vigilar mas atentamente las marcas para no acabar perdidos. Llegamos a puntos donde bajar se pone complicado y arriesgado, nos separamos para ir buscando opciones, a estas alturas ya sabemos que nos van a caer unas cuantas horas para completar la etapa, nos lo han puesto complicado lo de ser finisher.

Vamos buscando la costa hasta bajar a la playa, tras un rato de correr por la arena llegamos a un CP donde hay un pequeño lago que hay que rodear. El marshall es el mismo que nos envió al acantilado en la etapa de ayer. Vemos que hay un murete de piedras que cruza el lago y le pregunto si podemos cruzar caminando por encima, pero me dice que es muy peligroso, que el año pasado alguien cayo y se rompió un brazo. Yo lo flipo, creo que el tío nos la va a jugar de nuevo, sinceramente pienso que cualquier borracho de mi barrio es capaz de cruzar ese muro a la pata coja, así que le digo que lo voy a cruzar y me dice que haga lo que quiera. Empiezo a cruzar y efectivamente es una pijada, llamo a mis compañeros para que crucen por el muro, Paco viene, pero Manolo ya va a rodear el lago junto a “Los bomberos” ingleses. Una vez cruzado el lago subimos una colina hasta la siguiente bandera y esperamos a que Manolo llegue hasta nosotros.








Tras una nueva ración de turberas bajamos hasta una playa convertida en una enorme explanada de piedras del tamaño de una castaña, con una variedad de tonos pastel que la hacían parecer un mosaico, incluso he visto estampados en cojines y fondos de escritorio que parecen creados a partir de fotos sacadas de este lugar.
Siguiendo la costa llegamos a una casa solitaria, sin caminos ni carreteras, y nos preguntamos si los habitantes llegan a ella por el mar, e incluso como acarrearon los materiales para construirla en ese lugar.
Justo en la casa esta el siguiente CP, y el marshall nos indica con la mano dirigida hacia las montañas: “mud, trail and road”, ósea turba, sendero y carretera. De la turba al sendero el “paseo” supone varias maldiciones, sumando desnivel positivo poco a poco. Encontramos el sendero al que hacia referencia el marshall, es el primer sendero de montaña que pisamos desde que llegamos a las islas, es lo mas parecido a nuestros montes que hemos visto en las cinco etapas. El sendero es de contínua subida, incluso nos cruzamos con varios montañeros, algo inédito, se ve que es un recorrido conocido en la isla.









Iniciamos el descenso y llegados a un punto el sendero desaparece y la bajada continúa por las temidas turberas. Nos metemos una y otra vez hasta las rodillas en aguas frías teñidas de turba, el descenso se hace un tanto desesperante, no hay camino, buscamos el mejor sitio para avanzar pero no lo hay. A unos 500 metros nos siguen “Los bomberos”, hoy se les ve con ganas de cazarnos, llevamos todo el día tratando de descolgarlos pero no se dejan.








Por fin vemos la carretera a lo lejos, pero nos cuesta llegar hasta ella, el avance es lento y cansino en este terreno. Llegados al asfalto nos quitamos una capa, aquí abajo se nota menos frío, y ponemos la directa hacia meta . Nos quedan 4 o 5 kilómetros, vamos corriendo al ritmo que podemos a estas alturas, somos tres y los tres cazadores nos persiguen de cerca, hoy están que se salen los ingleses, se habrán propuesto llegar por delante de nosotros y lo están peleando. Ya es cuestión de testarudez, pero he llegado todos los días a meta por delante de ellos y hoy quiero hacer el pleno al cinco, será el pequeño orgullo de este mal corredor que llevo dentro, la lucha personal de un runner de serie “B”, no podré luchar jamás por un podium pero si puedo luchar por lo que creo que puedo hacer, he combatido todos estos días contra mi lesión, contra el mal entrenamiento de las últimas semanas, he peleado por hacer las etapas junto a Paco y a Manolo, así que voy a seguir peleando hasta el final.

Miro hacia atrás y los veo aparecer detrás de cada curva del camino, hoy no aflojan, están quemando los últimos cartuchos, pienso “¿no van a reventar estos cabritos?, apretamos el ritmo pero ellos lo aguantan. A un kilómetro de meta por fin parece que han tirado la toalla, miro atrás y no aparecen tras la última curva, ya era hora. Llegamos a un pueblo donde esta la meta de hoy, lo cruzamos entero, la meta nos espera a las puertas de un pequeño hotel. Vemos a Alonso a lo lejos junto al cartel de “finish”, con su cámara de fotos esperándonos, David y Phil nos gritan y aplauden según nos vamos acercando, lo hemos conseguido. Llegamos a meta, nos cuelgan la medalla, nos dan un chupito de whisky, abrazos, fotos y esperamos aplaudiendo a nuestros perseguidores, se lo han currado.

Después de una ducha, un afeitado, ropa limpia y seca por fin, nos vamos al pub del hotel a por unas cervezas. Nos sentamos en la calle a charlar y esperar a que vayan llegando los demás corredores. La mayoría van muy tocados, hemos visto ampollas que dan escalofríos, pero el afán de ser finisher les mantiene en la lucha. Hay incluso algún corredor que ha regresado este año para acabar lo que no pudo el año pasado. Llega Javi con muy mala cara, se le ha ocurrido hablar por teléfono con la familia antes de llegar a meta, y lejos de compartir su ilusión por lo que esta a punto de conseguir lo han bombardeado con problemas domésticos y reproches, una pena, nos queda un sabor agridulce al ver como le han estropeado un momento como este, se le ve alterado y tenso, no disfruta para nada de algo que se ha ganado a pulso.

El resto se resume en trofeos, Alonso queda tercero en la general, ganamos por equipos,Paco, Manolo y yo quedamos quinto, sexto y septimo respectivamente, mucha cerveza, muchas risas, fiesta en el pub y a la mañana siguiente vuelta a casa.

Ha sido una carrera épica, hemos sufrido cada día, pero seguro que jamas olvidaremos los buenos momentos y los no tan buenos,esos que hacen que se te ilumine la mirada cuando se lo estas contando a alguien.




domingo, 23 de mayo de 2010

Scottish Ultra: cuarta etapa.

La etapa de hoy es la mas corrible, según las indicaciones que nos dan tenemos 25km de ida y sus 25km de vuelta, 42km por terreno bastante bueno y 8km de turberas demoniacas.
Preparo mis pies para la batalla que me espera. El terreno duro y la mochila no es lo mejor para mi dolor de metatarsos, y me "tuneo" los dos pies con el mismo sistema.




Dan la salida y a correr. Hasta que el cuerpo entra en calor todo son dolores, caderas, rodillas, pies, espalda, es mejor evadir la mente para esquivar la realidad. El grupo se va estirando poco a poco, siento calor con el gore-tex y el pantalón impermeable y me decido a parar. Mientras me quito la mochila, me despojo de lo que me sobra, lo guardo todo y me coloco de nuevo la mochila, pierdo a Manolo y a Paco. No me esfuerzo en alcanzarlos, pienso que la etapa es muy larga y que no merece la pena el esfuerzo, ya los pillaré mas adelante. De momento vamos por una carretera, llego al primer CP y veo que se acerca Javi, permanecemos juntos unos minutos, nos hacemos unas fotos y nos separamos. Poco a poco me alejo de Javi, el va un poco mas relajado y yo llevo en mente cazar a los demás.
Llega el momento en que no veo a nadie, ni delante ni detrás, la soledad del corredor de fondo una vez mas. Tan solo coincido con algún vehículo que va o viene de tarde en tarde, todos levantan un par de dedos en señal de saludo.
De la carretera pasamos a un camino, es bastante irregular por la zona de rodada de los coches y aprovecho la zona de hierba del centro para correr y castigar algo menos mis maltrechos pies. Tanto la carretera como el camino son un continuo sube-baja, un rompepiernas como solemos decir.







Van cayendo los kilometros gracias al trabajo mental, dan ganas de pararse, revolear la mochila y tumbarse en la cuneta. Tengo una contractura en la espalda, es como una puñalada bajo el homoplato derecho, aprovecho las subidas mas empinadas para caminar y cruzar los brazos bajo la mochila para elevarla y liberar el peso de la espalda por unos minutos. A menudo el paisaje costero me evade de los dolores, no hay duda de que la mente lo es casi todo en este deporte, pasas ratos corriendo como un automata sin tener conciencia de ello.
Llego a un sendero muy guapo que lleva hasta el CP donde se encuentra Phil, le pregunto y me dice que quedan unos cuatro kilometros hasta el punto de retorno.




Los kilometros que siguen son de subida, de nuevo por turberas, de nuevo los pies mojados, pero me sacan de la monotonía del camino que me ha traido hasta aquí. Por fin me encuentro con algún corredor, son los dos primeros que vienen bajando ya de vuelta, me dicen que me quedan unos veinte minutos para llegar al final de la isla, el cabo llamado Carraig Mhor, un gran acantilado perdido en la niebla. A pocos metros del final oigo unos gritos pero no veo a nadie debido a la niebla, es el "marshall" que controla el paso de los corredores por el último CP. Abajo a mi derecha consigo verlo haciendome indicaciones de que siga unos metros mas hacia el frente o baje hasta donde está el......y la bajada no es nada buena. Como el tio no se explica nada bien, o yo no logro entenderlo, me tiro barranco abajo hasta donde se encuentra el fulano. Al llegar me anota el dorsal y me indica el camino de vuelta, pero hay algo que no me cuadra, yo vengo de arriba y el me indica hacia abajo, y ademas no me he cruzado con Alonso, Paco y Manolo, todo es muy extraño. Sigo en la dirección que me ha indicado, bajando continuamente y llego a un acantilado ¿donde me ha mandado este tio? Me vuelvo cabreado en sentido contrario, y veo a lo lejos al equipo ingles, los "bomberos", que vienen hacia mi, tambien confundidos haciendome gestos de desconcierto con los brazos. Decidimos subir por una pendiente brutal para tratar de encontrar el camino original. Con el corazón en la boca logro llegar hasta arriba, los bomberos se paran a descansar a mitad de la pendiente, y por fin encuetro el camino de vuelta. Me cruzo con Javi y le cuento lo sucedido, y el me dice que se ha encontrado con nuestros compañeros y que tambien les ha pasado lo mismo, por eso no me los he cruzado. Aprieto el paso, pienso que no deben andar muy lejos y prefiero hacer el camino de vuelta acompañado, ya se lo que me queda por delante y se pueden hacer desesperantes esos veintipico kilometros solo.







Por mas que me esfuerzo no logro ver a nadie por delante. Me obligo a no parar para acabar cuanto antes con esta etapa que me está rayando la mente. Llego a un control a unos 12km de meta y me dicen que mis compañeros me sacan quince minutos, ya es imposible alcanzarlos.
Me limito a trotar y pensar que mañana es la última etapa, una mas y lo tengo, mañana puedo ser finisher, quien lo habría dicho despues de lo mal que lo vi en la primera etapa.
Cerca de meta me viene de nuevo a la mente la imagen de Fidel y vuelvo a entrar al campamento levantando un puño y gritando ¡que se jodan!, esta etapa va por tí ayá donde estes.

Scottish Ultra: el terreno

En estos videos grabados por Javi se ve el tipo de terreno y las condiciones de carrera.







miércoles, 19 de mayo de 2010

Scottish Ultra : tercera etapa.

Comentaban hace un par de días en el foro "Mi apoyo y profundo respeto a quien se haya liado en un ultra por esas turberas del demonio. ". Se trata de un español que vive en Irlanda y que después de leer mi crónica de la primera etapa entró para dejar el comentario, y afirmaba también "El chapoteo ya se ha convertido en una forma de vida para mí.", se ve que este terreno desespera a cualquiera.

Bueno, a lo que vamos, tercera etapa:



Terminada la segunda etapa tomamos el ferry y cruzamos a Jura. Según nos comentan los de la organización el relieve de esta isla es peor para correr que el anterior, ¿peor? ¡pues que Dios nos coja confesados!
Sobre el campamento una manada de ciervos nos vigila atentamente, somos extraños invasores en su territorio.




En el briefing nos comunican que la etapa de mañana la recortan de 40 a 32km,se espera muy mal tiempo y el recorrido original puede ser problemático con las condiciones climatológicas que se esperan.
Tras cenar algo me meto en la tienda, ya sin compañero, y me pongo a escuchar un poco de música.
La ampolla del pie izquierdo tiene muy mala pinta, me la curo pasandome unos hilos y rociándola con antiséptico, a ver mañana.....
Hace un frío que pela, la etapa ha sido dura, me duele todo el cuerpo, la mochila me está castigando la espalda, me cuesta coger el sueño, no se como ponerme para estar cómodo, noto el corazón en las rodillas, la noche es de las de duermevela, no logro descansar.
Me levanto el primero, me preparo el desayuno, es un sobre liofilizado de arroz con leche, no se donde he fallado pero me sale una porquería, el arroz queda duro y la leche es una gacha grumosa y algo insípida, pero me lo trago como si fuera un jarabe, sin respirar, que remedio.
Cometo un gran error al ponerme un compeed sobre la ampolla, ayer me pasé los hilos y hoy se me ocurre taparlos con el compeed. Pensé que sería bueno protegerla ya que nos pasamos el día con los pies metidos en agua y lodo en las turberas. Pero será una gran cagada ya que la etapa es de mucha montaña y hago mucha presión sobre la ampolla que no logra drenar el liquido y triplica su tamaño. El liquido no encuentra salida y rompe mas piel para liberar la presión, total, una catástrofe.

Dan la salida y empezamos a correr. Vamos tranquilos pues esta primera parte es un camino en continua subida, se deja correr pero si te lanzas muy rápido seguro que lo pagas mas tarde. Según vamos subiendo la niebla se va cerrando sobre nosotros, hoy el día pinta mal, el viento ártico nos sigue castigando y al ganar altura se nota mas fuerte y mas frío.
Alonso se marcha con los dos primeros, Paco, Manolo y yo vamos juntos, Javi sigue a su ritmo por detrás.
El camino está arañado por multitud de hilos de agua y charcos que vamos sorteando. Es una tontería ir esquivando el agua pues sabemos que tarde o temprano tendremos que meternos en la turba, nos adentramos en las montañas y el camino lo abandonaremos en breve.






La siguiente bandera nos manda directos a la turba, el terreno maldito, y la niebla no nos deja ver mas allá de unos metros, así que hay que tener paciencia y tirar de mapa. Los desniveles son exigentes y avanzar se hace mas lento a causa del chapoteo y los cientos de agujeros que oculta el terreno, los tobillos y rodillas están en continuo peligro. Encontrar las banderas en la niebla es cada vez mas complicado, y las indicaciones que te dan los "marshall" que vamos encontrando en los CP son de poca utilidad (entre el ingles con acento escoces y la niebla poco sacas en claro). Pronto nos encontramos con otros corredores tambien desorientados, tirando de mapa, y entre todos tratamos de averiguar la dirección correcta. Rodeados de montañas, sin senderos marcados, metidos en la turba y con viento y niebla densa, lo mas facil es cagarla y rodear el lago que no era. Según el mapa tenemos que bordear un lago y dejarlo a nuestra derecha, pero hemos rodeado el que no es, hasta que por pura suerte alcanzo a ver una bandera en lo alto de un cerro y retomamos el buen camino. Por fin pasamos el verdadero lago y comenzamos una larga y tortuosa bajada. Nos vamos clavando en el fango una y otra vez, no hay manera de encontrar un sendero o alguna zona firme donde pisar, hasta pierdo una zapatilla dentro del barro, la recupero de inmediato y paso a apretar mas los cordones para evitar nuevas sorpresas.






Por fin salimos de la montaña y llegamos a la carretera que nos llevará a meta en la etapa de hoy. Corremos para distanciarnos lo mas posible de nuestros perseguidores, hemos perdido mucha ventaja por culpa de la niebla y ahora la podemos recuperar. Pisar sobre asfalto se agradece solo un rato, correr con la mochila, zapatillas de montaña y los pies mojados hace mucho daño a las articulaciones. Noto en mi pie izquierdo como la ampolla se hace mas grande y dolorosa, pero no pienso pararme a mirar hasta que no llegue al campamento. Seguimos los tres juntos, vigilados continuamente por manadas de ciervos a ambos lados del camino.





Tras varios kilómetros llegamos por fin al campamento. Tras ponernos algo de ropa seca encontramos una diminuta cabaña de madera carcomida donde resguardarnos del frio y poder calentar agua para la comida. Despues de comer algo queda poco que hacer, vuelve a llover, cada cual a su tienda a escuchar música, charlar o curar las heridas. La ampolla es de las de fotografiar para el recuerdo, y mañana 50km mas, pobre de mi. A estas alturas solo me quedan un par de calcetines secos, y los voy a reservar para las dos últimas etapas, así que utilizo un par de Buff a modo de calcetines para calentar los pies. No hay manera de secar la ropa, cuando no está lloviendo el aire es tan frio y humedo que no seca nada, así que mañana habrá que correr con la ropa mojada de nuevo.