miércoles, 26 de abril de 2023

Sin bandos ni enemigos

 



Que difícil se hace vivir en paz. Por mucho que te empeñes en ser una persona serena y paciente, el mundo te acecha en continuo para agredirte de mil maneras. Correos maliciosos, virus, malwares, llamadas desde el extranjero, timos telefónicos, intereses financieros desorbitados, precios abusivos de combustibles y alimentación, engaños en talleres de reparación, obsolescencias programadas, vecinos problemáticos, alquileres asfixiantes, alimentos perniciosos, contaminación, radiación elevada...

No hay manera de sentarse a tomar una caña en una terraza, sin que aparezcan a tratar de sacarte un par de euros, con historias penosas. El mismo tipo te puede abordar cada día en el parking del centro comercial, con la llave de un coche en la mano, simulando que se ha quedado sin gasoil y pidiéndote algo prestado para poder reponer combustible. 

Te ves obligado a revisar la cuenta del restaurante, porque continuamente ves como te intentan cobrar bebidas de más o platos que no has consumido. Uno se siente cutre revisando una cuenta, pero idiota si no lo hace, porque tristemente descubres como una y otra vez te quieren tomar por tonto y sisarte el dinero.

Me irrita y me ofende ver como gran parte de las retribuciones de mi trabajo van a parar a impuestos y que en realidad, políticos y dirigentes, lo usan para pagar el silencio de sus zorras o para comprar el veredicto de los jueces.

Te arañan el coche y da igual, se caga un perro en la acera y el dueño no la recoge, vuela una lata vacía de Power King por una ventanilla del coche y por la otra una cajetilla de tabaco......y no pasa nada.

Todo da mucho asco.

Uno quiere vivir en paz, sin bandos ni enemigos, pero se hace imposible.





Para vivir en paz tienes que escapar. Es así, por desgracia. Huir en busca del silencio, aunque sea por cortos espacios de tiempo. Nada te garantiza que no vayas a tropezar con algún agresor, pero las probabilidades son muy bajas. 

No es necesario buscar la soledad, pero sí la compañía adecuada. Quedar con "selváticos" o "pedrusqueros", el día pactado a la hora acordada, y perderse durante horas por bosques de helechos o laberintos de roca caliza. Poco importa lo que vas a comer, ni cuantas horas vas a invertir. Tomarás agua de cualquier chorrito que te ofrezca el entorno y te refrescarás en pozas o riachuelos. 

La Última Selva 2023

Verás el agua caer en cascadas y excavar pozas, mientras transitas en equilibrio de roca en roca, cruzando ríos o remontando cauces. Saldrás de la espesura del bosque y enfrentarás fuertes pendientes. Levantarás la cabeza y verás la cruz que corona el risco al que te diriges. El cielo se oscurece, el viento te azota y comienza a golpearte una fina lluvia. Destreparás entre los bloques del risco y descenderás abriéndote paso por la cerrada vegetación. Correrás sobre el manto de hojas secas que cubre el sendero, en un bosque cubierto de helechos hasta donde alcanza la vista. 


La Laurisilva te envuelve, su belleza te atrapa. Alcornoques tapizados de musgo, rododendros de flores lilas, lianas que cuelgan a tu alrededor, pequeñas plantas carnívoras que atrapan insectos en su resina.
El sonido del agua que corre y que salta, el del viento entre los árboles y entre las rocas, el olor de la vegetación y de la tierra húmeda.....todo forma parte del decorado.
 
Sin bandos ni enemigos, desconectados del mundo exterior, desconectados del mundo agresor, de los problemas del día a día. 

 Ahora corres bajo un sol que aprieta, por una pista polvorienta, a un ritmo "alegre". Te vas acercando a la civilización, alargando la zancada. Aun queda tiempo para remojarse en el rio, ponerse ropa seca y compartir charla y comida. Brindas con cerveza, por un gran día, por tan buena compañía y por repetir otra escapada, con las mismas caras, con el mismo decorado de fondo.