miércoles, 6 de octubre de 2010

No hay enemigo pequeño.


Lo que a continuación escribo es una reflexión personal, algo nacido en mí a raiz de mi participación este pasado fin de semana en los 100km de la Madrid-Segovia por el Camino de Santiago.
Se habla en estos dias sobre la proliferación de carreras ultra, sobre el boom de la ultradistancia y sobre el "mas larga y mas dura", y no hablo del miembro viril sino de las carreras por montaña. A mi parecer, se le ha perdido el respeto a las cifras, tanto de distancia como de desnivel, y la gente se traza calendarios imposibles, encadenando fines de semana uno tras otro a cual mas bestia, y todo esto pasa factura, estoy seguro, mas allá del dicho "lo que no te mata te hace mas duro".

Fué a finales de Junio, entrenando para la Ehunmilak, cuando por uno y otro motivo decidimos descartarnos de esta prueba y participar en la Madrid-Segovia, una prueba a priori "facilona" total solo eran 100kms con 2000m de desnivel positivo, una mariconada pensamos. Para mí era lo mas prudente, seguía con mi lesión de metatarsos y no tenía garantias de acabar la Ehunmilak, así que tendría margen para curar mi lesión y bajar el pistón de cara a una prueba "light".
Olvidados los bastones y los fuertes desniveles, pasamos a rodar y rodar, poco a poco subiendo el volumen de kilometros. Mirando el perfil de la prueba, tendiendo a subir hasta el km 79, entrenamos corriendo en cuestas todos los dias, incluidas las tiradas largas. A pesar del calor, que me afecta bastante, parace que la cosa va bien, los entrenos son buenos y mi pie derecho vuelve a la normalidad superando una lesión de varios meses. Lo único que no funciona es la motivación, esos 100kms no me dicen nada, no tengo ninguna ilusión, no tengo esa sensación de reto, no veo la dificultad que le da vidilla a la cosa. Es curioso como se le pierde el respeto a una prueba que para el 99% de la población mundial supondría una autentica locura.
Recuerdo a unos chavales tomando copas en Segovia, ya de noche, que me preguntaron ¿de donde vienes corriendo? y al contestarles "de Madrid" se les cayó la mandibula y casi el vaso de cubata, una reacción de lo mas normal si me lo cuentan a mi hace unos años.

Pues a una semana de la prueba todo parece haber salido bien, me siento confiado y tranquilo, "esto va a ser un paseo" pienso, y me tomo la semana de descanso para llegar con las pilas cargadas el dia de la carrera. Llega el viernes y tomamos el tren Algeciras-Madrid, algo menos de seis horas de camino. Cenamos con Emilio y unos amigos en un italiano, cargamos las reservas de hidratos y nos vamos a dormir. Todo sigue los versos de la biblia del corredor de ultrafondo, no nos saltamos ni un renglón. Así que voy al grano, al verdadero motivo de esta reflexión, dan la salida y a correr. Hace calor, me jode mucho pero es lo que hay. El ritmo que llevamos es un poco alto para ir subiendo, 4:50-5:10 de media, pero hemos entrenado así, no debe haber problema, ya bajaremos el piston un poco mas adelante. Pero justo al pasar por el km 20 noto como el mundo se me viene encima, joder ¿que me pasa? no tiro, me voy quedando poco a poco. Sigo manteniendo el ritmo para no quedarme atras, pero voy muy forzado, paso el km 30 y miro el reloj, 2:55h aún vamos bien de tiempo, confio en que sea un pequeño bache y recuperarme dentro de un rato.........pero de eso nada. A partir de aquí entro en un pozo de calambres y nauseas que me acompañaran el resto del dia. Bebo a cada rato, tomo geles, barritas, algo de isotonica (menos de la deseada pues estaba bastante racionada) y no logro salir del pozo. Camino, me noto mejor, arranco a correr, me noto peor, vuelvo a caminar, repito el bucle una y otra vez. Voy pasando los controles junto a mi compañero Manuel, el tampoco va fino, lleva el pulso alto, y alternamos los calambres y la fatiga, a veces uno y a veces el otro, y nos preguntamos ¿que carajo nos pasa? ¿cual ha sido el error?, en cualquier tirada larga de fin de semana hemos tenido calor y desniveles superiores a los de la primera mitad de carrera.







Me paro en todos los controles, busco una sombra donde tumbarme unos minutos, me la pela perder tiempo, solo quiero recuperarme. En Cercedilla nos sentamos a comer un plato de pasta y algunos frutos secos, el reloj sigue contando, el crono va a ser una mierda pero intento acabar con estos malditos calambres. Subiendo al alto de la Fuenfria (1800m aprox) se nos hace de noche, Manuel tiene frio, calambres y ganas de vomitar. Cuando peor está, en el km 74 de carrera aproximadamente, aparece en el camino un todo terreno de la organización con algunos retirados, y Manuel decide abandonar la tortura. Sigo solo caminando, ya no pienso abandonar, llevo mucho sufrimiento durante los últimos 50kms como para dejarlo a 20 kms de meta. Tomo un par de vasos de sopa antes de iniciar el descenso hasta Segovia, y comienzo a bajar corriendo con fuertes calambres que me hacen parar en seco una y otra vez. No me lo puedo creer, estoy sufriendo como nunca en esta "mariconada " de carrera, con lo que llevo en las espaldas en los ultimos años, que razón tiene esa frase que reza "No hay enemigo pequeño".
Llego a meta en el acueducto de Segovia despues de 15 horas y 17 minutos, tras de mi entran nombres como el de José Manso Crespo o Bernardo José Mora, enormes ultrafondistas, así que me consuelo pensando que otros tambien lo han pasado mal hoy.
De mis compañeros de equipo no se ha librado nadie, todos han pasado lo suyo, incluso Manuel Alonso se ha desvanecido una vez terminada la carrera y ha sido atendido por una ambulancia.
El dia despues estamos para el arrastre, malas caras, malos pasos, y estomagos revueltos, incluso han desaparecido esas ganas de tomar cerveza que siempre tenemos, definitivamente estamos jodidos, la carrera nos ha podido y no se porque razón.
La nota alegre la pone el primer puesto por equipos de nuestros amigos Emilio Martinez, Mark Woolley y Claudio Luna, que a su vez comparten el tercer puesto en la general con sus 10 horas y 6 minutos, un tiempazo.







Sin duda este año ha sido para mi de lo mas flojo en cuanto a carreras, tan solo la Scottish Ultra y esta Madrid-Segovia, así que no puedo decir que mi cuerpo necesita descanso, no es esta la causa de este fracaso, porque aunque haya llegado a meta y el tiempo no sea del todo irrisorio, sufrir tanto en una carrera a priori facil me ha hecho sentir derrotado.
El próximo mes de Noviembre correré una vez mas el Maratón Alpino Jarapalos, pero ahora mismo no me siento motivado, me cansa pensar en entrenar para intentar hacer una buena carrera, algo aceptable para mi nivel que me haga acabar con buen sabor de boca. Me veo mas junto a los escobas ayudando a los del peloton de cola, sin presiones, animando a los que van justitos de fuerzas para entrar en meta dentro de tiempo. En fin, ya veremos, ahora estoy mas centrado en mi viaje a Brujas (Belgica) dentro de unos dias, lugar que llevo deseando visitar desde que viera la película "Escondidos en Brujas".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ánimo! Ese fue un mal día y ya está......la motivación volverá rápidamente...De todas formas...1 horas para 104 km...ya me gustaría a mí!! Es muy buen tiempo!!
Un abrazo!! Anaime.

Livan dijo...

Gracias campeón, lo tuyo si que tiene mérito, terminar esa bestialidad de Tor des Geants, uff......que pasada!!

Anónimo dijo...

Decirte que eres un cierto es que crak y que un mal dia lo tiene cualquiera.
Yo tambien participe en esta prueba,siendo mi primera vez en esta distancia lo cierto es que disfrute mucho entrando en Segovia en 11h 36min.
Un saludo
Pablo