Me encuentro entre la multitud de corredores, apilados en la salida una mañana mas, pero no una mañana cualquiera. Tengo los pies llenos de ampollas, las ampollas llenas de hilos, la barriga llena de mariposas, la mente plagada de miedos, el día cargado de horas y la meta a 91 kms. Estos dos días atrás han supuesto 69kms en total, superados con frialdad y soltura, sin dejarme llevar por la euforia, a buen ritmo, sacando fotos, charlando con la gente, cumpliendo con el objetivo primordial: disfrutar y avanzar. De no ser por las dichosas ampollas todo seria genial. Pero ahora estoy aquí, esperando a la cuenta atrás, me sudan las manos y no presto atención a lo que indican por megafonía, estoy presente y ausente a la vez, pienso, intento trazar un plan, ¿correr desde el principio?¿alternar desde el principio? ¿me pego a alguien? ¿salgo a mi bola?, no tengo nada claro que hacer, todo pasa por las heridas de mis pies, supongo que va a ser el dolor el que me imponga el plan a seguir. Hoy no puedo fallar, hoy es el día decisivo. De repente vuelvo a la realidad, ¡suerte!¡suerte!, todo el mundo intercambia palmadas en los hombros, abrazos, apretones de manos.........4,3,2,1.....halla vamos!!
Me veo corriendo con el grupo. Al final voy como todos los días, las mismas caras, los mismos países, los mismos ritmos. Todos los días pasa igual, los ritmos se van agrupando, siempre voy con los mismos franceses, ingleses, italianos, el japones y el suizo de todos los días.........y un día mas me encuentro con Zanoni y con Fran. Son una pareja inseparable, su ritmo es ideal, sin prisa pero sin pausa, un paso menos tras un paso mas. Llevamos un rato juntos, charlando, corriendo, y ya han caído dos puestos de control, 26km y en busca del 36. Pero mis pies no me dejan en paz, a cada zancada siento como decenas de alfileres . Carlos me invita a hacer la etapa junto a ellos, agradezco la oferta pero le digo que me voy a descolgar, se que me voy a tener que parar mas de una vez a revisar los pies y no quiero ser un lastre para nadie. Así que continuo en solitario, bueno, con los guiris de siempre, y veo alejarse a Carlos y a Fran. El viento esta siendo el protagonista de la jornada, desde que hemos salido sopla en contra de nuestro avance. A veces levanta nubes de arena y ya no nos va a dejar hasta el atardecer. A menos de un kilómetro del puesto de control numero 3 siento explotar una nueva ampolla en mi pie derecho, noto el liquido y un fuerte escozor que me obliga a cojear. Es el primer control al que entro caminando desde la primera etapa. Me acomodo bajo una haima donde encuentro a Carlos y a Fran, han comido algo y se preparan para seguir. Yo saco el kit de reparación de ampollas y me pongo a trabajar, aguja, hilo, gasa, antiséptico, tijera, calcetín, zapatilla, polaina y de nuevo listo para sufrir, listo para seguir. Como algo de jamón y frutos secos, y da pena ver la cara con que me mira el canadiense que esta sentado frente a mi: -lo siento macho, pero aquí hemos venido a sufrir.
Cuando salgo del control me pasan los primeros, y un rato mas tarde Marco Olmo y Aurelio Antonio Olivar, da envidia verles correr con esa soltura. Yo me limito a caminar, voy calculando mi ritmo y mi hora aproximada de llegada a meta. Se que esto va a ser duro, apenas llevo 40km y la meta esta en el 91, pero tengo que asegurar, mi objetivo es el ultimo día y no me la puedo jugar. Por muy mal que me salgan las cosas esta noche a las 3 de la madrugada estaré en meta, y mañana a descansar y curar los pies para lo que queda. Ahora recuerdo mi primer año en los 101km de Ronda, era un corredor novel, mal entrenado, sin experiencia en largas distancias, lo único que llevaba conmigo era la determinación por cruzar la meta. Desde Setenil solo podía caminar, cojeando, con una rodilla inflamada, pero nada podía frenarme, continué caminando hasta el amanecer, cruce la meta de día después de mas de veinte horas. Fui el tío mas feliz del mundo. Han pasado los años y hoy me siento en una situación parecida, lejos de meta, maltrecho, pero no pienso dejar de andar, hoy tampoco va a frenarme nada.
Continuo caminando, y por primera vez echo mano del mp3. Había pensado mil veces si llevar o no el mp3 a Sables, mi idea era disfrutar del silencio del desierto o de la charla con otros corredores , pero al final decidí llevarlo para algún caso de emergencia, y ahora sentía que era ese momento. Sin nadie cerca con quien hablar, y con el fuerte viento en contra, lo mejor para mis oídos es escuchar algo de música y seguir avanzando. De repente alguien me toca en el hombro y comienza a caminar junto a mi. Apago la música y miro para ver quien es. Se trata de Josef Ajram, va tocado, sin fuerzas, me dice que va a caminar junto a mi un rato a ver si se recupera. Me cuenta que ha dejado atrás a Jorge Aubeso ,caminando, también va tocado, fruto de una lesión en el cuadriceps, y que a Gabi Santamaría le estaban poniendo suero intravenoso, hasta siete bolsas una detrás de otra, pues estaba muy deshidratado. Menuda escabechina, pienso, esta etapa va a pasar factura a mucha gente. Yo mantengo mi norma de todos los días, beber agua cada diez minutos, comer algo de barrita o gel cada media hora y tomar dos pastillas de sal cada hora, y de momento me va bien, orino varias veces al día y de color muy claro, es la mejor señal de que todo va sobre ruedas.
Diez minutos mas tarde nos alcanza corriendo Emilio, ¡menuda alegría me da verle!, aunque trae muy mala cara. Me pide un poco de gel, hablamos y reanuda la carrera, va con mucha determinación, me arranco a correr a su lado porque me dice algo y no me entero, el viento en los oídos no me deja oír nada, después de unos doscientos metros me despido de el deseándole toda la suerte del mundo y lo veo alejarse mientras vuelvo a caminar. Ha sido un momento muy alegre. Busco a lo lejos a Josef y no acierto a verlo, imagino que dentro de un rato me pasara cuando vuelva a empezar a correr. La tarde va cayendo poco a poco, y ahora es Luz la que se me acerca corriendo, es otro momento alegre, me abraza y charlamos unos minutos, para ello tengo que trotar, Luz va muy presionada por la segunda corredora y no se puede permitir parar. Me cuenta que ha visto a Josef retirarse y que hay gente que va muy mal. Sacamos los frontales y prendemos los lumi-sticks en las mochilas, la noche esta haciendo acto de presencia. Me despido de ella y la veo alejarse, me comenta que no le gusta ir sola de noche, pero en mi estado no la puedo acompañar, Luz es mucha Luz aunque yo estuviera a las mil maravillas, es una maquina de correr.
El camino hace un brusco giro a la derecha y nos dirige hacia una montaña, y según se avanza puedo ver que vamos hacia una subida con bastante pendiente. Se trata de un paso por una especie de collado, que a mucha gente no hizo nada de gracia. Oigo la voz de Luz que me llama, me acerco y me dice que no encuentra por donde subir, que este tipo de terreno, y de noche, no es lo suyo. Aquí es donde yo me muevo bien, le digo, esto si que es lo mio, la noche y la montaña es mi terreno favorito. Así que voy abriendo camino, no tiene apenas dificultad, y Luz va siguiendo mis pasos, en unos minutos nos vemos bajando por el otro lado a toda velocidad. Luz me anima a que corramos, y me consigue angañar, pero al poco rato las llagas me vuelven a castigar y tengo que dejar a Luz en su lucha por el podium, no sin antes darle un beso y decirle que ha sido un honor correr con toda una campeona de Sables 2009.
Vuelvo a guardar el mp3, esta claro que no lo tenia que haber traído, no he tenido apenas tiempo de escuchar música con tanto ir y venir de gente y tantos momentos interesantes, estos cacharros solo sirven para fomentar la soledad.
Ahora es Víctor el mejicano a quien encuentro, esto empieza a parecerse a una road-movie en toda regla, no hay tiempo para aburrirse en este largo caminar. Me pide que sigamos juntos, la posibilidad de perderse le hace buscar a un compañero en el camino hacia meta, dos ojos ven mas que cuatro y es mejor tener a alguien con quien charlar. A mi me parece estupendo, no tengo nada que perder a estas alturas y si mucho que ganar, compartir una noche de aventura en el desierto con alguien tan agradable no es algo que se vaya a repetir muchas veces en la vida. No puedo dejar de reír, y pedir disculpas por mis risas, pues no para de maldecir cada vez que patea una piedra, su acento y su forma de insultar me provocan carcajadas cada dos por tres. Lleva los pies muy jodidos y una uña para jubilar, y el camino es un tremendo empedrado que le hace acordarse de la familia de “Patricio” cada cinco minutos. Vaya etapa mas colorida estoy viviendo, va a ser difícil de olvidar. Ahora son unos reporteros de TV los que me llaman desde lo alto de una duna, me preguntan si se por donde puede andar Josef, están haciendo un documental sobre su carrera llamado “Superate a ti mismo” para el canal TV3. Les digo que tengo noticias de que se ha retirado y que pude hablar con el un rato antes de que tomara esa decisión, y me piden grabar una entrevista con mis declaraciones allí mismo. Hasta tres veces grabamos lo mismo pues los focos fallaban y tenia que empezar de nuevo a grabar todo el rollo, hasta que decidieron acercar un 4X4 y usar los faros como focos para poder grabar. Otro buen rato perdido, pero ya me daba igual. Los kilómetros van pasando y a lo lejos vemos el láser de color verde que surca el cielo estrellado, y nos indica la situación del CP6 . Este es otro momento emotivo para mi, pues en esta madrugada, hace ahora ocho años, nació mi hijo, justo a las 1:30h del día 2 de Abril, y es la primera vez que voy a faltar a su cumpleaños. Siempre llevo atado a mi mochila su peluche azul, ya me ha acompañado en carreras como el UTMB y la Hiru Haundiak, y a esta tampoco iba a faltar. Entre la charla con Victor y el encuentro con Fidel Marti logro pasar este trago sin llegarme a apenar. El mejicano me ha pedido parar un rato para visitar al medico, quiere que le vean la uña y alguna ampolla que le trae atormentado. Otro rato de parón que aprovecho para comer algo y sentarme a esperar. Al reanudar la marcha nos unimos a Fidel y su compañero de camino, el hombre va de malas pulgas por el dolor de pies, llevamos muchas horas de auténticos pedregales y eso pasa factura a cualquiera. Fidel tropieza y cae de bruces sobre las piedras, y solo a mi se me ocurre gritar para la ocasión su famoso grito de guerra: -¡que se jodan!, y el se levanta con la cara ensangrentada y grita: -¡el que se jode soy yo que me he partido la cara!. Tuve que retirarme un poco y apagar el frontal para que no me vieran doblado de la risa, hasta me salían lágrimas, ya lo se, es una cabronada, pero hay cosas que no se pueden evitar.
Por fin veíamos la meta a lo lejos, y Victor me dio las gracias por haberlo acompañado y esperado una y otra vez. Entramos de la mano en Meta y nos dimos un abrazo al entrar, después de 17:32 horas llegábamos al campamento, 91kms para no olvidar. Ahora sabia que Sables no se me iba a escapar, aunque tuviera que arrastrarme en la ultima etapa.
Llego a la haima, nuestra haima numero 40, ¡que buena gente hay en ella!, que cabroncetes, como duermen. Manolo esta despierto, o lo he despertado yo, pregunta como me ha ido, le cuento parte de mi aventura, se ríe un rato, pregunto por los que faltan y me cuenta la retirada de Alfonso, ¡menuda putada! Pienso, pero desde el primer día lo estaba avisando, así que no me pilla tan de sorpresa, hay algo que lo tiene descentrado desde el primer momento, ya nos contara algún día. Me cuenta que Ismael ha llegado el primero a meta, ¡que pasada!, con ese pedazo de mochila!, este tío es bueno, si señor, y una gran persona, un tío muy simpático, sin duda se lo merece.
Suelto la mochila, me quito la ropa, me meto en el saco y como el jamón que me ha quedado. No tengo ganas de dormir, tengo ganas de hablar, de contar experiencias de cada uno en esta etapa, me siento feliz, he superado este trago que me tenia preocupado. No me quito los calcetines, como explico a Manolo: -no tengo ganas de ver una película de terror, no se lo que me voy a encontrar, ya me curare los pies mas tarde. Algunos se van despertando, sera por culpa mía, y comenzamos a contar batallitas, cada uno ha pasado lo suyo. Artemio también tiene los pies como la oreja de Niki Lauda , es otro tío estupendo que no conocía hasta llegar a la T4, creo que el destino a veces, solo a veces, mueve las piezas para que ciertos momentos de la vida sean geniales, inolvidables, y une a un grupo de personas predestinadas a conocerse. Poco a poco va amaneciendo, son las cinco y media de la madrugada, aquí amanece a esta hora tempranera. La gente sigue llegando, hay muchísima gente en camino, a algunos les volverá a pillar la noche hoy de nuevo. Nos llegan noticias de que Jorge Aubeso y Gabi han dormido en un puesto de control y vienen caminando hacia el campamento, ¡no se han retirado!, ¡menudo ejemplo! Jorge, que ha llegado séptimo en las dos primeras etapas, viene caminando en el pelotón con el propósito de terminar un año mas Sables, aunque sea en un puesto entre los mortales, me quito el sombrero, si ya era para mi una gran persona ahora ya lo ha terminado de bordar. Se acercan Josef y Alfonso a la haima para despedirse, se van a Ouarzazate, su Sables ha terminado, una pena. Luego llega Fidel Marti, ha venido a enseñarme su “cara partida” y a bromear sobre ello, ya se le ha pasado el cabreo de anoche. Ismael me enseña un vídeo muy emotivo que grabo anoche mientras llegaba en solitario el primero de la etapa mas larga de la historia de Sables, algo que jamas se hubiera atrevido a soñar, se le saltan a uno las lágrimas al escuchar su voz emocionada en el vídeo, dando gracias a su familia, al cielo........que tío mas grande.
Luz viene a visitarme, delante de todos me abraza y cuenta nuestro encuentro en la etapa de ayer, el paso del collado, sus emociones, su tercer puesto en la general es algo que no menciona, le da vergüenza que se sepa, tiene su mente siempre clavada en sus niños, los lleva como bandera en su mochila, y en Misael, su marido y miembro del mismo equipo, “El desafío de Pinto”, buena gente de verdad. Misael tiene los pies mucho peor que yo, pero sigue adelante con determinación, y ayuda a Luz en todo lo que puede. Mi mujer también lo hace conmigo en la distancia, lo siento a cada hora del día, sin ella yo no estaría aquí viviendo esta experiencia, le debo tanto......
Por fin llega el que faltaba en la haima, Alejandro, nuestro Ecros en el foro, un niño grande, una cabeza loca, es como el rabo de una lagartija, no para quieto un segundo, solo cuando se marea o le da un dolor después de cada etapa, el esfuerzo es grande para todos, seas mas rápido o mas lento el cuerpo sufre lo suyo cada día. Alejandro se pasa el día de visita en otras haimas, o flirteando con alguna jovencita de la organización, hablando a voces, riendo, se le coge cariño rápido, se hace querer. También trae sus heridas de guerra.
Alguien trae noticias de la clasificacion provisional, algunos han subido, yo hoy he bajado....el tiempo perdido esta noche...., que mas da, en realidad ha sido tiempo ganado, estas vivencias no tienen precio.
Me curo los pies y los pongo al sol para que vayan secando, mientras veo la gente que sigue llegando, los de haimas vecinas, algunos de haimas mas alejadas que pasan por delante, aplaudimos a todos, vienen con caras desfiguradas por el esfuerzo, pero felices todos, no es para menos, la mayoría puede que jamas en sus vidas hayan recorrido una distancia tan larga, por un terreno tan jodido, con tanto peso a la espalda y cansados de los días precedentes, todos son grandes guerreros.
Calculo la hora en España para saber si mi hijo habrá salido del cole, tengo que ir a llamar a casa para felicitarlo por su cumpleaños. Consigo hablar con el y se me hace un nudo en la garganta, es un momento duro para mi, sabia que iba a pasarme.
Nos pasamos el día tumbados a la sombra y comiendo, viendo nuestra tele de 800 pulgadas, hoy emiten “Los cagones del Sahara”, vemos todo el trasiego de los que van y vienen a abonar el desierto, lo llamamos “Tele-bubu”, todo el día viendo culos y riendo.
Pasan las horas y por fin llega Pepo, hoy su cara es un poema, pero es feliz porque tenia ilusión por dormir bajo las estrellas del desierto en la etapa larga y lo ha hecho. Pepo sabe sacarle el jugo a la vida, no se priva de nada, ni en el desierto, su comida es la envidia de todos, solo trae delicatessen envasadas al vacío, pero no las guarda para el solo y se pasa el día ofreciéndonos de su comida, es un tío legal, un gran compañero, una gran persona, otro gran descubrimiento.
La organización informa de que la etapa de mañana, la maratón, los míticos 42km, será la ultima etapa, han decidido por seguridad suspender la ultima. Decido salir mañana a darlo todo, no quiero irme de Sables sin tener la sensación de que he dado todo lo mejor de mi, como persona y como corredor, a pesar de mis pies maltrechos, mañana no me pienso parar, ya habrá tiempo para curar las heridas en casa.
Cae la noche de nuevo y nos avisan de que en media hora llegaran a meta los últimos corredores, nos levantamos y vamos a recibirlos. Esta casi todo el campamento en la zona de llegada esperando, entre los cantos y bailes de los bereberes. La escena de la llegada es para no olvidar, el griterío es ensordecedor, el ultimo viene hecho una pena, se me ponen los vellos de punta, y pienso que la salud de ese hombre deben de controlarla nada mas cruzar la meta, deberían verlo los médicos, trae la mirada perdida y viene completamente doblado, la verdad es que me preocupa y lo comento con otros compañeros.
Poco a poco nos vamos marchando a la cama, con cierta sensación de pena por saber que mañana se nos acaba Sables, pero que le vamos a hacer, es lo que hay.
Me quedo dormido al poco de acostarme, estoy bastante cansado. Pero a las 00:08h me despierto sin saber porque. Duermo en un extremo de la haima, y con solo mover la cabeza veo el cielo estrellado. Al hacerlo veo una estrella fugaz que surca todo el firmamento, es una pasada ver un cielo con tal cantidad de estrellas. Pido un deseo, me giro y me vuelvo a quedar dormido. Mañana va a ser mi día.
Hoy voy a correr un maratón. Hace algunos años esta frase jamás hubiera salido de mi boca, era algo impensable para mi, formaba parte de esas cosas que se ven por la tele y piensas “esa gente esta loca, eso es inhumano, hay que tener una forma física extraordinaria para afrontar esa descomunal prueba”. Aun recuerdo imágenes de gente llegando extenuada a meta, sentía cierta admiración, pero era como ver imágenes de gente volando en ala-delta, muy bonito, pero yo jamás haré eso, como otro montón de cosas que nunca voy a hacer.....pensaba. Pero un día me dio por correr, como todo... tiene su historia, y con el paso del tiempo el maratón dejo de ser para mi aquella prueba mítica.
Hoy, la palabra maratón, va a cobrar de nuevo ese sentido épico, no por si misma, sino por lo que acarrea con ella en este instante. En los últimos tres días he recorrido 160km, con una pesada mochila a la espalda, por un terreno difícil, en condiciones poco favorables, con los pies maltrechos. Ponerme en la línea de salida de un maratón dentro de un rato es una autentica locura, esto en un maratón común, pero ponerme en la línea de salida de un maratón en el desierto del Sahara, con este día de calor y con esta maldita mochila, no se como calificarlo........quizás demencial?
Pues eso es lo que voy a hacer, y además con la determinación de no darme ni un solo respiro, voy a correr aunque me duela hasta el alma.
Mientras desmontan el campamento, nosotros apuramos peso de las mochilas. Ismael recoge todo lo que nos sobra de comida y material y se lo lleva a una familia de nómadas que están acampados a poca distancia de nosotros. Hacemos tiempo charlando con la gente, con los nuevos amigos que ya lo serán para toda la vida, y cuando llega la hora nos vamos para la línea de salida.
La gente mira detenidamente el plano con la etapa de hoy, a mi me da exactamente igual, sea como sea la etapa la pienso terminar, y lo antes posible, cuanto antes llegue a meta antes dejaran de atormentarme las ampollas. Termina la charla de todos los días, Patrick subido al techo del 4X4 dando las indicaciones técnicas, los consejos, felicitando a los que hoy cumplen años y...........5, 4, 3, 2, 1, a correr!!
Salgo como un mulo detrás de una zanahoria, solo miro al frente, no se donde están los demás, si delante o detrás, me da igual, voy con mi plan, no parar, no parar, no parar......
Al principio me duelen los pies, pero en unos minutos ya no se si no me duelen o es que no les presto atención, igual es la adrenalina. Llegamos a un paso de montaña, se forma una hilera, voy acelerado e impaciente y trato de adelantar a gente en la subida, pero es difícil, así que aprovecho en la bajada. Ahora el terreno es una llanura que parece no tener fin, así que mantengo un ritmo y no aflojo en ningún momento, y poco a poco voy pasando a algunos corredores, pero no a muchos, la gente parece que va fresca, me cuesta mucho ganar puestos, empiezo a pensar que hoy todo el mundo ha salido con mi mismo plan de reventar corriendo por ser el ultimo día. De repente llego al CP1, ¿ya?, en apenas una hora he recorrido los 11,5km, ¡a ver si me voy a pasar y lo voy a pagar caro!. Cambio la botella de agua y sigo sin entretenerme. El paisaje es el mismo, una llanura pedregosa que se alarga hasta el horizonte, así que sigo a piñón, solo paro 15 segundos para orinar y vuelta a la carga. Por delante siempre los mismos corredores, nadie cede, todo el mundo va como hipnotizado, menos un francés que me ofrece algo de comida que acepto de buena gana y agradezco con un “merci” con acento andaluz. Y llego al CP2, cambio el agua y me encuentro a Misael, hablamos un segundo y me largo de nuevo, ahora hacia otra zona montañosa, esto me gusta, aquí me muevo bien y paso a varios corredores. Miro el reloj y han pasado dos horas y 20 minutos, y aun voy bien de fuerzas y de animo. Voy pensando en que me queda mas o menos media maratón para terminar Sables 2009, y me da pena de repente, tanto tiempo preparando esta aventura, tantas horas entrenando, tanto tiempo ilusionado por estar aquí y en lo que tarde en completar estos últimos 21kms todo habrá pasado a formar parte del baúl de los recuerdos. El terreno va variando, a veces dunas, a veces zonas de piedra, a veces zonas con algo de barro.....y me planto en el CP3, ultimo cambio de agua y a correr.
Voy acusando el cansancio, hoy hace mucho calor, miro mi ropa y esta cubierta de sal, la he ido perdiendo al sudar, así que tomo alguna pastilla extra de sal para evitar problemas. En mi mente tarareo el estribillo de una canción, es “Wellcome to the black parade” del grupo My Chemical romance. Fue Sergio, el Ser13gio del foro, el que un día utilizo en su blog esta canción para explicar como se sufre en algunas tiradas largas y tienes que pensar solo en “continuar”, apretar los dientes y seguir adelante. Ahora canturreo este estribillo una y otra vez, “we´ll carry on, we´ll carry on”, mientras mis piernas quieren parar, pero no puedo ceder.
Por el camino hay niños que te piden “un bombón monsier”, y solo puedo darle a uno de ellos una barrita energética que llevo a mano. Todos ponen su mano para que la choques con la tuya, y algunos te cogen de la mano y tiran de ti para que corras mas deprisa, ¡ que mas quisiera yo!
Adelanto a otro corredor que corre con pinta de ir bastante jodido. Al pasarlo veo que es Gabi, por lo visto va con vómitos y diarrea, así que no me extraña que vuelva a estar deshidratado, vaya mala suerte la suya en las dos ultimas etapas. Ahora pillo a otro español, del equipo Saunier Duval, hablamos sobre cuanto nos quedara para llegar a meta, calculamos que unos 8 o 9 kms, y justo se nos acerca en sentido contrario un 4X4 y nos dicen por la ventanilla: - seis kilómetros!!, menudo alegrón, nos han quitado de un plumazo 3 kms!, bueno, no nos han quitado nada, solo nos han dado una inyección extra de moral. Seguimos juntos hasta la subida a un jebel. En la cima hay gente de la organización animándonos, y niños que han venido en sus bicicletas desde Erfoud para animarnos al pasar. Desde aquí se ve el campamento, solo queda bajar la montaña y calculo que un par de kilómetros de llanura hasta cruzar la meta. Y aquí estoy, acercándome poco a poco a este momento que llevo imaginando mas de año y medio, viendo como llega a meta el corredor que me precede a unos 400 metros. A 200 metros de meta esta Jorge Aubeso, animándome a gritos, hoy ha vuelto a hacer muy buena carrera y se ha quedado en la recta final para ir animando a los españoles que irán llegando a lo largo del día. Este es mi momento, voy a entrar solo a meta, aprieto un poco mas la zancada, veo a Patrick Bauer esperándome con los brazos abiertos, sonriéndome y con mi medalla en una mano. Covadonga, la fotógrafo española de la organización, me felicita mientras me saca algunas fotos. Llego hasta Patrick, nos abrazamos y me cuelga la medalla, este tío sabe hacer que este momento sea especial, le doy las gracias por todo lo que ha hecho estos días y el me habla en francés, sonriente, y me da unas palmadas en el hombro. Sigo caminando y veo a Luz que viene hacia mi landaza, me abraza llorando y me hace llorar a mi, es muy cariñosa y nos suele llamar “sus niños”. Al final ha quedado tercera mujer y 45 en la general absoluta, es una pedazo de corredora. Yo entro en 5:07 h, y puesto 209 en la etapa de hoy, eso es lo que valgo, ni mas ni menos, después de este gran esfuerzo estos son mis números, y no esta mal ,pensando que hay mas de 800 corredores. Ahora se que si me esfuerzo de verdad puedo mejorar como corredor, pero a disfrutar no hay quien me gane, y eso si que es importante. Veo a Manolo y Emilio, sentados a la sombra junto al arco de meta, charlando, me ven llegar ,ya con la medalla, y se sorprenden:-¿pero, ya has llegado?, aun no me esperaban y hacían tiempo para grabarme en video al entrar, se han despistado pensando que tardaría mas, así que me quedo sin video de recuerdo, que cabrones!!
Pasamos el día viendo a la gente llegar, felicitando a uno y a otro, y viendo como todo esto acaba. Nuestro Sables, el del año que llovió, el del carreron de Emilio, el de la haima numero 40, el de Javi llorando en meta, el de mis entrenamientos con Manolo de día y de noche, el de las bromas en el foro, el del equipo Alua, los mejores amigos y compañeros del mundo, el Sables que nunca olvidare......................
¿Volveré algún día?, creo que no, pero si lo hago ha de ser con ellos, Sables sin ellos no tiene razón de ser.
1 comentario:
Hola!
Me parece una crónica genial! Está muy detallada.Realmente me parece increible la aventura por la que pasaste.
Tengo 17 años y ojalá algun dia pudiese acabar Sables.. aunque me quedan muchos años y mucho entreno para conseguirlo.
Me podrias contestar 3 preguntas?
Hay un tiempo máximo para finalizar la etapas?
Que edad tenía la gente más mayor que viste en la carrera?
Y, ¿ tienes que tener un entrenador personal para poder acabar una carrera como esta o entrenando tu con grupos dedicados a esto basta?
Muchas GRACIAS! (:
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