lunes, 6 de julio de 2009

Ruta Algeciras-Tarifa por la costa


Son las 6:05h de la mañana, hace calor, aun no ha salido el sol y el aire viene caliente, ¡menudo dia nos espera!. Con el aire acondicionado a tope, espero en mi coche a Manuelobe que aparece a las 6:10h puntualmente. Me hace señas para que siga su coche pues vamos a dejarlo cerca de la parada de autobuses de Algeciras. El plan es salir desde la playa de Getares en Algeciras y pegados a la costa llegar hasta Tarifa, regresando en autobús.

Nos vamos hacia el punto de partida y esperamos a que llegue Algeciras Special . Comenzamos a las 6:34h, caminando por una carretera desierta , tan desierta que alguien ha escogido el lugar para hacerse un test de embarazo. Vamos en continua subida, y ya empezamos a sudar dado el calor y las pulsaciones que van en aumento. En la primera bajada aprovechamos para comenzar a correr, y llegamos al punto donde dejamos la carretera y nos desviamos a un camino por el campo, bajando en dirección a la costa . Alternamos entre camino y sendero, y empezamos a maltratar nuestras piernas con los continuos espinos que invaden el sendero.
Llegamos al filo de un acantilado, las vistas son increíbles, y desde este punto vamos a bordear la costa hasta llegar a nuestro destino. No hay playas de arena, el mar desde este punto choca con arrecifes y zonas de cantos rodados. Vamos siguiendo el sendero, a veces difícil de localizar, está tan cerrado por la vegetación que se pierde fácilmente. Hay zonas que hay que atravesar agachados, como si fueran túneles para enanos, y casi el 100% de la vegetación tiene espinas en sus ramas, así que vamos maldiciendo a causa de las decenas de arañazos que nos hacemos por todo el cuerpo.

A eso de las 8h de la mañana nos cruzamos en el sendero con tres tíos con pinta de no hacer nada bueno por allí. Un marroquí descamisado y otros dos tipos con pinta sospechosa, a estas horas y por este sitio de difícil acceso me huele a trafico de drogas. Esta zona de la costa es paso continuo de espaldas mojadas y de trafico de hachis desde las costas del Norte de Africa. Prueba de ello es la infinidad de embarcaciones que nos vamos encontrando en nuestro camino, reventadas contra los arrecifes, abandonadas en la costa junto a restos de ropa y algún zapato , recuerdos de tantas dramáticas travesías a través del estrecho, de tantas vidas que se ha cobrado el mar, de tantas ilusiones por lograr una vida mejor.
Hartos de tanto arañazo bajamos, por un sitio poco seguro, hasta las rocas bañadas por el mar. La marea no es muy alta y tenemos sitio para avanzar de roca en roca. Avanzar se nos hace muy lento, tanto en el sendero de los mil pinchos como en las resbaladizas rocas, y los cálculos horarios nos dicen que va a ser imposible coger el autobús que teníamos planeado a las 11h de la mañana. Vamos corriendo por algunas zonas de cantos rodados, trepamos por las rocas de los acantilados para salvar las barreras naturales que nos vamos encontrando, con mas de un susto, resbalón y caída, afortunadamente sin gravedad. Subimos y bajamos continuamente de las rocas al sendero maldito, cambiando las torceduras de tobillo y los resbalones por los arañazos y maldiciones.
Pasamos un rato de silencio, de esos típicos en los que nadie habla pero todos pensamos lo mismo: ¡me cago en todo lo que respira! ¿Qué hago aquí jodiendome el día en vez de estar acostado como todo el mundo? Por fin encontramos un camino ancho que nos lleva a una zona militar abandonada, una antigua batería de costa que ahora está desierta. Aunque hace mucho calor vamos corriendo para intentar recuperar el tiempo perdido, pensando en poder llegar a Tarifa a tiempo de coger el siguiente autobús a las 12:30h.
Vamos pasando del camino a un sendero mucho mas corrible y limpio de vegetación, ahora el enemigo es el calor y el cansancio acumulado. El agua del Camelback está para hacer infusiones, pero hay que beber continuamente para evitar mas problemas. La visión del faro del puerto de Tarifa nos anima a alargar la zancada y aumentar el ritmo para poder llegar a tiempo. El sendero es un continuo “sube y baja” que nos hace esforzarnos hasta la llegada al puerto. El objetivo está conseguido, pero ahora nos toca galopar por las calles de Tarifa para llegar a tiempo a la parada del autobús.
Con la respiración y el pulso acelerado conseguimos llegar a escasos dos minutos de que el autobús haga su aparición en la parada. Manuelobe corre a comprar unas latas de cerveza helada y unas bolsas de patatas fritas para recuperarnos como Dios manda en el camino de regreso a Algeciras. Han sido casi 30km de recorrido por la ruta donde las pateras cambian la vida de tantas criaturas, para bien o para mal. Hemos corrido , por placer, por donde tantos hombres, mujeres y niños corren para salvar sus vidas y no ser devueltos a su país de origen. Ha sido una buena experiencia.

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