miércoles, 19 de mayo de 2010

Scottish Ultra : tercera etapa.

Comentaban hace un par de días en el foro "Mi apoyo y profundo respeto a quien se haya liado en un ultra por esas turberas del demonio. ". Se trata de un español que vive en Irlanda y que después de leer mi crónica de la primera etapa entró para dejar el comentario, y afirmaba también "El chapoteo ya se ha convertido en una forma de vida para mí.", se ve que este terreno desespera a cualquiera.

Bueno, a lo que vamos, tercera etapa:



Terminada la segunda etapa tomamos el ferry y cruzamos a Jura. Según nos comentan los de la organización el relieve de esta isla es peor para correr que el anterior, ¿peor? ¡pues que Dios nos coja confesados!
Sobre el campamento una manada de ciervos nos vigila atentamente, somos extraños invasores en su territorio.




En el briefing nos comunican que la etapa de mañana la recortan de 40 a 32km,se espera muy mal tiempo y el recorrido original puede ser problemático con las condiciones climatológicas que se esperan.
Tras cenar algo me meto en la tienda, ya sin compañero, y me pongo a escuchar un poco de música.
La ampolla del pie izquierdo tiene muy mala pinta, me la curo pasandome unos hilos y rociándola con antiséptico, a ver mañana.....
Hace un frío que pela, la etapa ha sido dura, me duele todo el cuerpo, la mochila me está castigando la espalda, me cuesta coger el sueño, no se como ponerme para estar cómodo, noto el corazón en las rodillas, la noche es de las de duermevela, no logro descansar.
Me levanto el primero, me preparo el desayuno, es un sobre liofilizado de arroz con leche, no se donde he fallado pero me sale una porquería, el arroz queda duro y la leche es una gacha grumosa y algo insípida, pero me lo trago como si fuera un jarabe, sin respirar, que remedio.
Cometo un gran error al ponerme un compeed sobre la ampolla, ayer me pasé los hilos y hoy se me ocurre taparlos con el compeed. Pensé que sería bueno protegerla ya que nos pasamos el día con los pies metidos en agua y lodo en las turberas. Pero será una gran cagada ya que la etapa es de mucha montaña y hago mucha presión sobre la ampolla que no logra drenar el liquido y triplica su tamaño. El liquido no encuentra salida y rompe mas piel para liberar la presión, total, una catástrofe.

Dan la salida y empezamos a correr. Vamos tranquilos pues esta primera parte es un camino en continua subida, se deja correr pero si te lanzas muy rápido seguro que lo pagas mas tarde. Según vamos subiendo la niebla se va cerrando sobre nosotros, hoy el día pinta mal, el viento ártico nos sigue castigando y al ganar altura se nota mas fuerte y mas frío.
Alonso se marcha con los dos primeros, Paco, Manolo y yo vamos juntos, Javi sigue a su ritmo por detrás.
El camino está arañado por multitud de hilos de agua y charcos que vamos sorteando. Es una tontería ir esquivando el agua pues sabemos que tarde o temprano tendremos que meternos en la turba, nos adentramos en las montañas y el camino lo abandonaremos en breve.






La siguiente bandera nos manda directos a la turba, el terreno maldito, y la niebla no nos deja ver mas allá de unos metros, así que hay que tener paciencia y tirar de mapa. Los desniveles son exigentes y avanzar se hace mas lento a causa del chapoteo y los cientos de agujeros que oculta el terreno, los tobillos y rodillas están en continuo peligro. Encontrar las banderas en la niebla es cada vez mas complicado, y las indicaciones que te dan los "marshall" que vamos encontrando en los CP son de poca utilidad (entre el ingles con acento escoces y la niebla poco sacas en claro). Pronto nos encontramos con otros corredores tambien desorientados, tirando de mapa, y entre todos tratamos de averiguar la dirección correcta. Rodeados de montañas, sin senderos marcados, metidos en la turba y con viento y niebla densa, lo mas facil es cagarla y rodear el lago que no era. Según el mapa tenemos que bordear un lago y dejarlo a nuestra derecha, pero hemos rodeado el que no es, hasta que por pura suerte alcanzo a ver una bandera en lo alto de un cerro y retomamos el buen camino. Por fin pasamos el verdadero lago y comenzamos una larga y tortuosa bajada. Nos vamos clavando en el fango una y otra vez, no hay manera de encontrar un sendero o alguna zona firme donde pisar, hasta pierdo una zapatilla dentro del barro, la recupero de inmediato y paso a apretar mas los cordones para evitar nuevas sorpresas.






Por fin salimos de la montaña y llegamos a la carretera que nos llevará a meta en la etapa de hoy. Corremos para distanciarnos lo mas posible de nuestros perseguidores, hemos perdido mucha ventaja por culpa de la niebla y ahora la podemos recuperar. Pisar sobre asfalto se agradece solo un rato, correr con la mochila, zapatillas de montaña y los pies mojados hace mucho daño a las articulaciones. Noto en mi pie izquierdo como la ampolla se hace mas grande y dolorosa, pero no pienso pararme a mirar hasta que no llegue al campamento. Seguimos los tres juntos, vigilados continuamente por manadas de ciervos a ambos lados del camino.





Tras varios kilómetros llegamos por fin al campamento. Tras ponernos algo de ropa seca encontramos una diminuta cabaña de madera carcomida donde resguardarnos del frio y poder calentar agua para la comida. Despues de comer algo queda poco que hacer, vuelve a llover, cada cual a su tienda a escuchar música, charlar o curar las heridas. La ampolla es de las de fotografiar para el recuerdo, y mañana 50km mas, pobre de mi. A estas alturas solo me quedan un par de calcetines secos, y los voy a reservar para las dos últimas etapas, así que utilizo un par de Buff a modo de calcetines para calentar los pies. No hay manera de secar la ropa, cuando no está lloviendo el aire es tan frio y humedo que no seca nada, así que mañana habrá que correr con la ropa mojada de nuevo.




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