martes, 7 de febrero de 2012

Hal Koerner gana la Rocky Raccoon 100



Arranca la primera gran prueba del año en EEUU, la Rocky Raccoon 100 millas en Texas. La prueba se ha disputado este pasado fin de semana, partiendo como favoritos tres ultrarunners de sobra conocidos:Ian Sharman (record de la prueba en 2011 con 12h 44min), Hal Koerner y Karl Meltzer.
Koerner impuso un ritmo fuerte desde el principio, se quedó pronto en solitario, se mostró intratable durante toda la carrera, y se marcó un tiempazo llegando a meta en 13h y 24min, 50 minutos por delante de Meltzer que entró en segunda posición. Cerró el podium masculino Oswaldo Lopez.

Como nota curiosa, la policía se llevó el coche de Koerner por estar mal estacionado en una zona cercana a la salida.

Pero ¿quien es Hal Koerner?

Según sus cálculos, ya ha completado su primera vuelta al mundo y está empezando la segunda. En números, Hal Koerner ha recorrido poco más de 40 mil kilómetros (25 mil millas) desde 1998, cuando empezó a dedicarse de lleno a los ultramaratones.

En sus viajes a pie por Estados Unidos, este oriundo de Colorado ha cruzado estados, escalado montañas y enfrentado animales salvajes (osos, pumas y lobos), sin sufrir accidentes más graves que un choque con un árbol. "Me demoré un poco en recuperarme", dice Koerner con vergüenza, desde su tienda de running en Ashland, Oregon, una zona cuya geografía le permite atravesar bosques y bordear lagos mientras corre.

"Yo vivo para esto, algo que a muchos les puede parecer loco. La gente debería abrirse más a ideas como éstas", cuenta el estadounidense, a quien un compañero de carrera bautizó como "Forrest Gump", por usar shorts y una barba similar a la del personaje de Tom Hanks. "Me gusta el apodo. Cuando vi la película me sentí identificado con él", confiesa.



Al aire libre

El deporte siempre fue el principal interés de Koerner. Su padre corría maratones, escalaba cerros y andaba en bicicleta, por lo que desde muy niño empezó a imitarlo. Se dedicó, principalmente, al trekking y al senderismo, entregando casi todo su tiempo libre a la vida al aire libre. "La sociedad debería hacer más actividad física en terreno, especialmente aquí en Estados Unidos, con los extraordinarios paisajes que tenemos", señala el corredor, quien también se dedicaba al esquí durante la temporada invernal.

Fue a los 21 años cuando Koerner optó por vivir para el running. Empezó a superar sus marcas y a exigirse cada día más, hasta que los 42 kilómetros de un maratón se hicieron insuficientes. "No mucha gente puede correr tanto. Los ultramaratones te ponen a prueba física y mentalmente. Es muy fácil caer en la tentación y rendirse, pero en el camino uno aprende muchas cosas sobre uno mismo", opina "Forrest Gump".



Un estilo de vida

Con los ultramaratones empezó un estrictísimo régimen de entrenamiento y descanso. Las carreras de más de 80 kilómetros duran más de 10 horas, por lo que el reposo posterior se hace indispensable: "Tengo que tomarme al menos un mes entre cada carrera, porque quedo aniquilado, más allá de la distancia".

Koerner relata que después de cinco horas deja de sentir sus pies y el movimiento se vuelve automático. Además, comienzan los dolores estomacales y musculares, especialmente en la espalda. Sin embargo, su filosofía dice que la concentración puede ganarle al dolor.

"Tu cuerpo puede estar muy enfermo y dolorido, pero si tu mente es fuerte, se puede controlar", predica el norteamericano.

Mal no le ha ido. Ha ganado algunas de las carreras más exigentes del mundo, como los "Western States" (100 millas) y la "Carrera de la Muerte" (125km), en Canadá.



Su lado mas "humano"

En el pasado Ultra Trail du Mont Blanc del 2011, Hal tuvo uno de los gestos mas nobles que se pueden tener en este deporte, mas importantes (para mi) que sus victorias en las grandes carreras. Salió en el grupo de los favoritos, llegó a Les Chapieux con problemas en un pie, el descenso a Courmayeur le fué tan jodido como a cualquiera de nosotros, bautizandolo con nombres como Disneyland, rappel o revienta quads. Hasta este punto, su plan de acabar la carrera en 22 o 23 horas seguía intacto, habiendo invertido tan solo diez horas en llegar hasta Courmayeur. Pero a partir de este punto, la montaña se fué comiendo su moral y su energía, y forzado a arrastrarse y caminar como cualquier mortal en este punto de la carrera, avisó a su esposa y a los miembros de su equipo de su estado lamentable y les dejó este mensaje: "No tengo nada mejor que hacer, voy a seguir y a dar la vuelta a esta montaña". A partir de este momento, el relato de su crónica es identico al de cualquiera de los que hemos acabado el UTMB. Hal, hace una descripción del perfil "tipo serrucho", del dolor en las bajadas, el cansancio en las subidas, los terribles efectos de una segunda noche sin dormir, de como se sentía destruido y sin embargo seguía adelante, junto al resto de mortales.
Hal llegó a Chamonix tras 40 horas, recogío su chaleco de finisher, y se llevó algo mucho vas valioso, su respeto y admiración por todos aquellos que en cada ultratrail pelean hasta el final para cruzar la linea de meta.

Enhorabuena Hal, eres grande por ganar este fin de semana la Rocky Raccoon, pero me quedo con el Hal Koerner que decidió terminar el UTMB 2011 a pesar de los pesares.


5 comentarios:

javier dijo...

Me encanta estas carreras que nos muestras.
¿Rocky Racoon no lo cantaban los Beatles?
Coincido con tu comentario sobre Hal y la UTMB

Juan Pedro Hernández de León dijo...

Hay un eje común en todos los que practican ultramaratones. Van mucho más allá de ser deportistas para convertirse en grandes seres humanos!

Sky Runner dijo...

A los yankees les gusta llevar agarrada una botella en la mano mas que a un tonto una tiza.
Pero coincido con lo que dices al final, y por acabarla pese a no lograr su objetivo tiene toda mi admiración. Seguro que esto le ayudará de cara futuras ediciones.

Livan dijo...

La gran mayoría de corredores de élite abandonan cuando ven que no van a quedar entre los cinco primeros. Si el abandono es por lesión no hay mas que hablar, pero casi siempre se inventan excusas para justificar lo injustificable. Para mí es una falta de respeto hacia los demas, es como decir "no voy a dejar que pienses que me has ganado", luego te cuentan que han parado por tal o cual molestia y se quedan tan panchos. La actitud de Hal Koerner el año pasado en el UTMB fué para quitarse el sombrero, un acto de humildad digno de mención, y he estado esperando la ocasión para plasmarlo en el blog. Ayer fué el momento de sacar a la luz una entrada sobre Hal Koerner que tenía guardada como borrador desde Agosto de 2011, y su victoria este fin de semana me lo ha puesto a güevo.

Juan Pedro Hernández de León dijo...

Hay historias preciosas dentro de este deporte. Muchas de ellas son de auto superación. Pero cuando la lección de humilde nos hace crecer a todos en nuestro interior. A mi en particular me reconcilia con el ser humano el conocer historias de personas que no pretenden en la vida más que ser ellas mismas. Es curioso como esa modestia es en realidad la forma más grande de crecer.