miércoles, 11 de marzo de 2015

Bendecido con una maldición (UTSB 2015)



Desde que empiezas a enamorarte del correr, estas bendecido con una maldición. "Mejorar" suele llamarse tu condena, y estas bendito si consigues "ser mejor".
El caso es que no conozco a nadie, cuyo empeño sea cada día "ser peor", así que , al igual que yo ,estas en el carro, estas "Bendecido con una maldición".

Mi primera Ultra Trail Sierras del Bandolero, que fue a su vez la primera edición, la bauticé como "Gritos de Piedra", y creo que estuve acertado en la elección.
Esta edición nacía la versión de 73 kilómetros, una forma de concentrar aquellos "Gritos de Piedra", recortar cabezas de una foto de grupo, sacar el aire que sobra en el paquete, eliminar las galletas  que nadie se come de la caja, y dejar un recorrido que , en mi opinión, no es "la mitad de Bandoleros", sino la esencia de Bandoleros.
Por todo esto, y por no sentirme motivado para repetir la versión de 150 kilómetros, me inscribí en "Quejidos de Piedra", atraído a la vez por la idea de saludar a la gran cantidad de amigos, de "Sherpas de Media Montaña", que se reunirían una vez mas en la sierra para la ocasión.

Bendecido con una maldición, te ves como el resto, poniéndote objetivos, traducidos en cifras o puestos, en franjas horarias, o paradas de crono.
El caso es pedirte algo a ti mismo, que no sea un simple "con terminar me conformo"......aunque al final, si todo se va al traste, ese "con terminar me conformo" tiene todo su valor.

Camino de Prado del Rey, en el coche, hablamos con Cristina. Va segunda , subiendo a Cortes de la Frontera, después de pasar toda la noche en solitario, y habiendo dejado atrás al resto de amigos que participan en la versión larga.
Es una autentica máquina, y lo ves cuando entrenas con ella, no da tregua ni le ves un resquicio.....es trabajadora, esposa y madre de dos hijos, pero esta bendecida con una maldición......y la lleva a ser cada día mejor.

El año pasado, en esta misma fecha, yo no era ni la sombra del de hoy. Una mala racha me tenía hundido, sin ganas de entrenar, sin fuerzas para hacerlo, ni siquiera de escribir. Hoy aparco el coche, y junto a mi hermano Aza, recojo el dorsal para "Quejidos de Piedra", entre abrazos y saludos, a amigos y conocidos, con la ilusión del que ve nevar por primera vez.

La mochila bien pegada al cuerpo, con lo exigido, seguro, justo y necesario. Las manos vacías, no llevaré bastones esta vez, hace meses que los dejé aparcados, y entrenando no los he echado de menos ni una sola vez.

Resuena el ronco lamento de un trabuco, que agita los corazones, inunda el aire de olor a pólvora quemada, y de humo blanquecino.
Toca correr sin mirar atrás, bendecido por una maldición, no quiero tirar de nadie ,ni que nadie tire de mi. No voy a negar mi ayuda a nadie, ni dejar de hablar con quien corra junto a mi, pero quiero que mis pausas sean las mías y mis demoras también y no culpar a nadie luego del resultado final.

A mi hermano lo veo por última vez al llegar al primer avituallamiento, en la localidad de El Bosque.
Fabian, sigue a mi lado, pero en un punto entre Llanos de Campo y el Puerto del Boyar, me dice que se ha pasado de ritmo y que va a aflojar.
A Fabi hace apenas dos meses que lo conozco, pero desde el primer momento me cayo bien. Viene del triathlon, y se está metiendo de lleno en la montaña, donde lo ves moverse con bastante soltura. Lo que mas me gusta de Fabi es la cara de crío mirando chuches que se le pone cuando contempla los paisajes. Es un tío genial.

Sigo a mi bola, entremezclado en el grupo de Esther Cordoba, la primera mujer, puesto que mantuvo hasta el final. Bajando se me despegan un poco, pero subiendo los vuelvo a alcanzar.
El recorrido es espectacular, y a pesar de ser técnico se puede correr. Senderos muy trillados serpentean entre las rocas, y de lo único que has de preocuparte es de no tropezar, porque el colchón que espera debajo puede mandarte al hospital.



Hace rato que no veo marcas, aunque el sendero es evidente, y el paisaje me suena una barbaridad. De repente se me enciende la luz, ¡¡ este es el sendero que baja a Grazalema !! . Grito a los corredores que me preceden, y les indico que vamos justo al contrario de nuestro destino, que es Villaluenga.
Giovanni, un italiano que se prepara para el Tor des Geants, iba tirando del grupo de seis que hace rato estamos juntos, y nos ha llevado a todos por un sendero equivocado. El pobre no tiene la culpa, pero en plan de bromas le damos la mortal. Esto es algo que suele pasar.....te dedicas a correr, despreocupado de las marcas, confiado del que te precede, y te ves extraviado, y corriendo sobre tus pasos buscando donde perdiste la senda correcta.

Bendecido con una maldición, no te sienta nada bien perder ese preciado tiempo, ni gastar esa energía y ese agua.......porque el Sol aprieta hoy de una forma nada usual para estas fechas.
Nos decidimos por arriesgar y atrochar por una bajada pedregosa, ya que en el grupo viene la chica que va segunda en este momento, y también se la ve bendecida con la dichosa maldición.

Ya en la senda correcta, llega un punto donde te cruzas con corredores de la prueba larga, que avanzan en dirección a Grazalema. Saludo a algunos amigos y conocidos, y sigo mi camino.

Al comienzo de la bajada a Villaluenga, alcanzo a Fabi, que se queda a cuadros cuando me ve llegar por detrás, "¿pero tu que haces aquí, si ibas por delante?".
Le cuento la película y me dedica unas palabras de ánimo. Comparte conmigo el poco de agua que le queda, porque yo hace rato que he agotado la mía, y voy acalorado y sediento.



Llegamos al avituallamiento de Villaluenga, y me bebo tres vasos seguidos de agua, uno de isotónico, y dos de refresco de cola. Solo consigo comer un trozo de plátano, chupar la sal de unos frutos secos y escupirlos enteros en una papelera.
Me llenan las botellitas de agua de la mochila, reviso mis pies, saludo a Perico y a su hija Ágata, y salgo de nuevo con Fabi como compañero de carrera.

Comenzamos la larga subida que tenemos camino a Grazalema, sin prisas, pero sin pausas.....hasta que llega la zona donde se puede correr.
Recibo una llamada de mi hermano que me anuncia que se ha retirado en Villaluenga y que me espera en el parking del camping de Grazalema, para que le de las llaves de mi coche, y así poder coger del maletero su ropa para poder ducharse y cambiarse en Prado del Rey. La mujer de Chapi, amablemente, lo lleva hasta Grazalema, y una vez le doy las llaves, lo acerca hasta Prado del Rey.



Hasta Grazalema corremos a buen ritmo, y sin apenas beber agua. El Sol se ha ocultado y la temperatura a caído de sopetón.
Al salir del avituallamiento se nota el frío y el efecto de haber parado unos minutos con el cuerpo empapado de sudor. Antes de que nos de la tiritona, paramos y sacamos la chaqueta impermeable, que es la única prenda que llevo en la mochila.

En la bajada a Benamahoma, Fabi me insiste varias veces para que siga en solitario, porque dice que me va frenando, y que yo voy tirando de el, y se nota forzado. Yo trato de convencerlo de que va muy bien, y de que yo no voy tirando de nadie.
Así que , como no le hago caso, noto que Fabi se frena y se queda para forzarme a marchar en solitario.

Bendecido con una maldición, vuelvo a separarme de él, por segunda vez en el día.

El frontal empieza a perder fuerza y tengo que parar a cambiar las pilas, con la ayuda de un corredor de la prueba larga, ya que la oscuridad es absoluta en ese punto, y necesito que me alumbre unos segundos.

Llego a Benamahoma, como y bebo algo, y pienso que quedarse allí mas tiempo es una trampa mortal, porque la habitación está muy caldeada y afuera la noche es muy fría. Así que salgo de allí lo antes posible, y encaro el precioso sendero que discurre junto al río Majaceite.
Rafa, un corredor al que acabo de conocer, me dice que va corriendo porque estoy yo y lo contagio, que sino iría caminando, porque le duelen los cuadriceps una barbaridad. Me cuenta que hace dos semanas se marcó un crono de 2:54h en la Maratón de Sevilla, y que no se ha recuperado.
Lo llama su entrenador al móvil y le dice que vamos el 40 y 41 en la general.
Los poco mas de cinco kilómetros del sendero pasan volando, y llegamos a la localidad de El Bosque, último control hasta la meta en Prado del Rey.

En este avituallamiento tampoco paramos mucho tiempo, tan solo bebo un vaso de caldo caliente y uno de cola frío, ya que noto que mi cuerpo me pide sal y azúcar a la vez.

El último tirón supone doce kilómetros, que arrancan con una larga y tediosa subida, que parece que nunca a va a acabar. Pero como todo en esta vida, la subida acaba, para desembocar en una pista deformada por las ruedas de los todoterrenos, y rematar por una parcela polvorienta, donde el piso es arenoso, y las zapatillas se hunden al pisar.

Llegamos a una carretera que sube a Prado del Rey, y las balizas nos cruzan en dirección Zahara de la Sierra, para llevarnos a una pista que tiende a bajar.
Bendecido con una maldición miro el reloj, y pienso que si doy todo lo que me queda, y corro como un descosido, quizás logre entrar en meta por debajo de las trece horas de carrera.
Le propongo a Rafa el plan, y me dice que "naranjas de la China", que no puede con el dolor de piernas, y que lo intente yo.

Así que, maldito o bendito, aprieto los dientes, apoyo las manos en los cuadriceps ,en la dura subida que se planta frente a mi, y corro al llegar a las calles del pueblo.
Ante mis ojos aparece una alfombra roja, y el arco de meta. Acelero, cruzo, paro el crono, y miro el reloj : 12h 59 min 51 seg

Puesto 38 en la clasificación general, eso valgo, en cuanto a cifras. Puesto numero 1 en la clasificación "macho, te lo has currado", eso valgo ,en cuanto a mi.
Acabo contento, satisfecho, no he cumplido mi objetivo original, peroooo.... de donde no hay ,no se puede rascar.

Bendecidos con una maldición, casi todos mis amigos han cumplido su objetivo.
Cristina baja su tiempo a 26:51h y queda segunda mujer de la prueba larga, y Manuel Alonso deja el crono de la corta en 11:41h, y sube al podium como primero de su categoría.

Ya en meta, cerveza en mano, veo llegar a Fabi, casi una hora después de mi, pero alegre y satisfecho por su estreno en la distancia ultra.
Me levanto a abrazarlo y a felicitarlo, con la certeza de que ,en breve ,seré yo el que no pueda aguantar su ritmo. Estoy seguro que dará que hablar.

Y así fue todo, y como siempre, al día siguiente, un puñado de montaraces nos reunimos alrededor de una mesa, a vaciar vasos de espumosa cerveza, y arrasar con toda vianda que aterrizaba en nuestros platos.....pues en este caso, la comida es una bendición.....y la única maldición llega cuando llega la hora de pagar.


6 comentarios:

Dragonkik55 dijo...

Lo has hecho fenomenal. Tengo muchas ganas de hacer esta carrera.

HURACAN dijo...

VOLVERE EL AÑO 2016 Y LA TERMINARE Y ME QUITARE LA ESPINITA DE ESTE AÑO.

abel recknold dijo...

gran entrada!
He de decir que cada año que leo algo en tu blog sobre esta carrera, me quedo con ganas de inscribirme en el siguiente año!

Livan dijo...

Gracias Abel. Me gustó mucho la entrevista que te hicieron en el programa Territorio Trail.

AUO dijo...

Livan la UTSB 2016 larga, si la termenas en menos de 38 horas, califica para la Western State 100miles 2017. Hay tiempo para entrenar y ahorrar.

Antonio Mayoral dijo...

Qué me gusta esta crónica y releerla cada cierto tiempo. Gracias por compartir tus experiencias