viernes, 14 de mayo de 2010
Scottish Ultra: primera etapa.
Viernes 30 de Abril. Salgo del trabajo, voy a casa a comer y preparar las maletas. A las 17h me recogen mis compañeros de equipo y nos vamos en coche dirección a Malaga. Soy un mar de dudas. Un mes lesionado, tres semanas en el dique seco, 12 sesiones de físio. Solo quiero llegar a Islay. No se si podré correr, ni siquiera se si podré terminar la primera etapa caminando. Mi idea es desconectar del trabajo unos días, ya está todo pagado, al menos tengo que intentarlo y si no puedo.....disfrutar del viaje y animar a los demás.
Volamos desde Malaga al aeropuerto de Prestwick, y una vez allí una hora de taxi hasta el aeropuerto internacional de Glasgow. En el mismo aeropuerto nos alojamos en el hotel Holiday Inn para volar a las 8:30h hasta la isla de Islay.
Desayunamos en el aeropuerto, mis cuatro compañeros de Algeciras y Artemio que viene desde Zaragoza. Artemio compartíó haima con nosotros en Sables el año pasado, y fruto de esta convivencia surgió el deseo de acompañarnos este año a la carrera que eligiéramos.
En la puerta de embarque coincidimos con otros corredores de Inglaterra y de Gales que también van a la carrera. Es fácil identificarlos, un avión pequeño, una isla pequeña, zapatillas de montaña, no hay que ser del CSI para adivinarlo.
Yo entablo conversación con un corredor de Gales, ha estado corriendo en Sudafrica otra prueba por etapas y ha elegido esta por cercanía y porque tiene buena pinta.
Vuelo corto, aeropuerto diminuto, recepción por parte de Phil, mano derecha de David Scott el director de carrera. Bromas, buen rollo, traslado a la destilería de Ardbeg donde está el primer campamento.
Tras un control poco exaustivo (nada de pijadas, lo justo) nos vamos de paseo a Port Ellen, el pueblo mas cercano. Algunas fotos, el paisaje lo merece, tomamos una cerveza y hacemos tiempo para regresar a tiempo para la visita a la destilería a las 13h.
El tiempo empeora, hace frío y comienza a llover, esto es Escocia y todo lo demás es una ilusión óptica. Eligen el mes de Mayo para celebrar la carrera porque es el mes menos lluvioso del año, pero esto es lo normal y a esto hemos venido.
Tras la visita degustamos varios tipos de whisky de malta. Yo me siento muy relajado, no pienso en la etapa de mañana, solo quiero divertirme y reír lo que pueda.
A las 16h nos llevan a un almacén donde han preparado un proyector, música celta y participamos en una especie de rito de hermanamiento pasando un recipiente plateado lleno de whisky y bebiendo todos de el. Proyectan un vídeo con imagenes del año pasado, ahora ya empiezo a tener un poco de nervios, y luego explican la carrera con imagenes en 3D del recorrido de las diferentes etapas.
Tras la cena de la pasta nos recogen una bolsa con la comida para los cinco días. Debemos entregar una bolsa con un limite de 4kg de comida para los cinco días. Como las condiciones de la carrera obligan a llevar mucho peso de ropa en la mochila, la organización establece en el reglamento que, aunque es en autosuficiencia, es necesario ropa seca y ropa para el clima extremo en la mochila y nos resta el espacio de la comida transportándola ellos. La verdad es que yo voy justo de ropa y la mochila Raidlight va a tope, sería imposible meter la comida en esta mochila, y es la misma que llevé a Sables.
Entre material obligatorio, cazo, pastillas de fuego, infernillo, saco, aislante, ropa térmica para dormir, mallas térmicas, camiseta térmica, tres pares de calcetines, dos camisetas tecnicas, una malla corta, dos buff, un par de guantes, un gorro windstopper, dos calzoncillos, frontal, mp3, cámara de fotos, botiquín, pilas, pantalón para la lluvia,chaqueta goretex-paclite.....no me cabe nada mas en la mochila.
Nos vamos cada cual a su tienda. Mientras llueve en el exterior, preparamos la ropa para la mañana siguiente, charlo un rato con Artemio y me meto en el saco a dormir. A las 4:45h amanece, noto la claridad y doy un bote, pienso que me he quedado dormido, pero no, aquí amanece a esta hora, aunque anochece sobre las 21:30h. Ya no consigo pegar ojo, ahora comienzan los nervios, me abrigo y salgo de la tienda para ir al baño. Llueve y el cielo está muy cerrado, no tiene pinta de que vaya a mejorar. Poco a poco la gente comienza a dar señales de vida. Desayuno un sobre de muesli con capuccino, los traigo preparados en bolsas zip solo para añadirles agua.
Se acerca la hora y nos vamos reuniendo junto a la zona de salida. Chaqueta de gore-tex y pantalon OMM para la lluvia, hoy lo tenemos claro.
A las 8:00h dan la salida, corremos por una carretera, como es domingo no hay nada de tráfico (tampoco hay tanto el resto de los días en esta diminuta isla). Comienzo a sentir frío en las manos, pero no quiero parar tan pronto y perder a mis compañeros. Pasan unos minutos y la cosa va a peor, se me están agarrotando los dedos
y me veo obligado a parar. Abrir la cremallera me cuesta una barbaridad, no siento casi los dedos, hago unos molinillos con los brazos para que me llegue la sangre a los dedos. Tardo un rato en ponerme los guantes, tengo las manos heladas, menudo fallo no salir con los guantes puestos.
He perdido al grupo, solo alcanzo a ver a lo lejos a Artemio, pero tendré que correr muy rápido para poder cazarlo, así que sigo a mi ritmo. La etapa es de 38,5km, ya habrá tiempo de ir pasando a gente. Tras varios kilómetros de asfalto comienza la verdadera Scottish Ultra, ya teníamos la lluvia y el frío, ahora nos toca adentrarnos en la turba. Aparentemente solo es hierba alta, pero bajo nuestros pies el suelo es como un enorme cartón de huevos, o metes la pierna hasta la rodilla o encuentras firme donde pisar, avanzas con el pie derecho y te hundes, pisas con el izquierdo y a ver que te encuentras. Los pies siempre empapados, bajo la hierba hay agua o fango, firme o grieta, y a cada rato hay que saltar algún arroyuelo. Esto es lo que nos espera en las cinco etapas, es lo que marca la diferencia en esta carrera, montañas y acantilados hay en todas partes, pero este tipo de suelo es el que te desespera y agota cada día en la Scottish.
Vamos pegados a la costa, sobre los acantilados, hay que ir pendientes para localizar las banderas de color naranja que indican la dirección a seguir. Las banderas están muy distanciadas, a veces a un kilómetro y otras a tres o cuatro. Cuando llevas bastante rato sin ver una ya empiezas a dudar si estas perdido, y por suerte hoy no hay apenas niebla, en días posteriores la niebla si será un problema.
Hace rato que me ha empezado a doler el pié derecho, la lesión ha vuelto a aparecer, esto es lo que mas temía, podré aguantar hasta el final de la etapa pero ¿y mañana que?
Voy en dirección a un faro en un acantilado, hay un control de paso en el, y tras de mí escucho una voz que me llama, es Paco, no me explico que hace por detrás si me llevaban mucha ventaja. Paco me cuenta que se ha perdido junto a Artemio y que eso les ha retrasado un buen rato.
La bajada por el acantilado tiene su peligrosidad, el terreno resbala una barbaridad y hay que andarse con mucho ojo. Continuamos por la orilla del mar, las rocas mojadas y llenas de algas son una constante amenaza de caída. Llevo casi todo el día haciendo la goma con el corredor de Gales que conocí en el aeropuerto y con el equipo ingles, tres chavales a los que apodamos "los bomberos".
Tras unos kilómetros salimos de la costa y volvemos a la turba, al terreno maldito. La etapa me está pareciendo demasiado dura para el primer día, estoy muy cansado y aún quedan varios kilómetros por delante. Trato de buscar el mejor sitio para avanzar, pero es imposible acertar, cada dos por tres me veo metido hasta las rodillas en una agujero de lodo, me da la risa floja, oigo a "los bomberos" maldecir y reírse a la vez, nos vamos haciendo indicaciones de por donde parece mejor terreno para pisar. Por fin llego a un carril por el que hay que continuar, aprovecho para correr y dejar atrás al equipo ingles. Según el mapa voy dirección a un bosque y tras atravesarlo la meta ya queda muy cerca, unos 8km en total.
Ha dejado de llover y cuando asoma el sol se nota algo de calor, parece mentira. Corro sin parar para descolgar a los ingleses, parece una bobada pero quizás sea mi primera y última etapa y quiero hacerlo lo mejor posible. Da gusto correr por el bosque, el camino es firme y el sitio es muy guapo. Ya queda poco para llegar al campamento, he dejado el bosque atrás y vuelvo a ver la costa, según el mapa la etapa acaba junto al mar. Me acuerdo de Fidel Martí y en su memoria pienso entrar en meta gritando ¡que se jodan! su grito de guerra. Fidel falleció unos días antes del que iba a ser su décimo Marathon des Sables, un gran tipo, una gran persona.
Por fin llego a meta, lo he logrado. Alonso ha entrado junto a dos escoceses en primera posición, Manolo, Paco y Javi han llegado de forma escalonada, y nos dan la noticia de que Artemio se ha perdido, aún no ha pasado por aquel faro en el acantilado. Tras una tensa espera aparece Artemio y nos cuenta sus desventuras, se ha caído en varias ocasiones, viene manchado de barro de la cabeza a los pies, se ha torcido un tobillo y al final ha encontrado una carretera y un señor en una moto lo ha traído al campamento. Mañana no podrá salir, la carrera se ha acabado para el. En total la etapa se cobra cinco retirados. Ahora entiendo cuando David Scott nos avisaba de que esta carrera es muy dura, no era un farol para atraer a la gente, era un aviso para evitar sorpresas.
Ahora queda ponerme ropa seca y hacerme un sobre de comida. Me tomo un ibuprofeno y pienso en los 54km de la etapa de mañana, ¿podré salir a correr? ya veremos como paso la noche. Lo único claro es que esto va a ser de nuevo una guerra, otra vez seremos los Tercios de Flandes, lucharemos en el barro sin dar un paso atras.
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3 comentarios:
Detallada, sincera y muy gráfica explicación de la primera, Livan. Mola. Esperaremos mañana más.
spanjaard
Esto de la entrega por fascículos está bien, esperamos más.
JT
Sería un ladrillo muy largo contarlo de una tirada, han sido muchas emociones y situaciones, mejor contarlo poco a poco, un poco de música, alguna foto, mucho mas facil de asimilar. Un abrazo.
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