domingo, 19 de mayo de 2013

Lágrimas




 Recuerdo que, en 2007, nos inscribimos en una travesía por Sierra Nevada, desde Trevelez hasta La Zúbia. Aunque corría el mes de Junio, había bastante nieve y muchos de los caminos habituales estaban tapados, con hielo en algunos sitios, y su consiguiente peligro.
Estaba organizada por el grupo de montaña "Al borde de lo inconcebible" (menudo nombrecito, pensé yo..), que avisaba en el formulario de inscripción sobre la dureza del recorrido, el reglamento, ritmos de marcha ,material,etc.
Cualquiera que conozca la subida desde Trevelez hasta el Alto del Chorrillo, reconocerá que tiene su dureza. Se ganan 1250 metros de desnivel en 8 kilómetros, y se pasa desde los 1440 metros de Trevelez hasta los 2690 metros sobre el nivel del mar.......para luego seguir subiendo. Tan solo este tramo, que era el comienzo de la travesía, ya exige una condición física aceptable por parte del participante......y surgió el problema.
El grupo se estiró demasiado, hacía frío, y cada dos por tres había que parar para esperar a los rezagados. Era de madrugada, y a esa altitud ya se sabe que esas paradas hacen que el sudor se enfríe y se acabe pasando frío. Así que empezaron los cabreos.
Llegando a los Altos, fue amaneciendo, y en esa zona, como se puede acceder con vehículo, la organización decidió retirar a algunos de los participantes por ser evidente que no estaban a la altura del reto en cuestión. Algunos aceptaron la decisión, asumiendo su falta de preparación, pero una chica se puso un poco "brava".....y decidieron dejarla continuar.
Pero pronto se arrepintieron, porque la chica era incapaz de seguir el ritmo del grupo, y su soltura en las zonas complicadas dejaba mucho que desear. Hablaron con ella para que se diera la vuelta junto con un miembro de la organización, hasta la zona de escape, para ser retirada por un vehículo, pero ella no paraba de discutir y de decir: - Dejadme tranquila, que yo sigo a mi ritmo.... (terca como una mula).
Al final consiguieron retirarla, con el consiguiente enfado, pero hicieron lo correcto, porque aquel recorrido jamas lo hubiera completado.


Copio este fragmento escrito por Quico Soler (quien fuera en 2001 campeón de Europa de Skyrunning), y que aparecía en la revista Trail en Julio de 2011 bajo el título "Lágrimas".

La semana pasada, en el maratón de montaña de Berga, fui testigo de otra versión de llanto que me proporcionó la inspiración para el presente artículo. Después de ver el paso de los corredores bajo la imponente mola rocosa de Gallina Pelada, nos trasladamos a Corbera para animarles en la última parte del recorrido, y al pasar por los Rasos de Peguera nos encontramos, fuera del recorrido y ya en la carretera asfaltada que baja hacia Berga, una corredora que iba andando.

 Paramos el coche para bajarla, pasé al asiento de atrás del coche y ella subió delante. Nos contó, indignadísima, que en el control no la habían dejado continuar (claro, era el primer control de paso, en el primer tercio de la carrera, y ya iba 20 minutos fuera detiempo) y que, además, no la trasladaban a Berga en coche hasta que no hubiera más gente retirada.


 Lloró de rabia y de indignación, despotricó de las carreras de montaña y dijo que en cuanto llegara a casa lo primero que haría sería anular la inscripción que había hecho en el Ultratrail del Aneto. Pensé que era lo único sensato que había dicho desde que la recogimos.

Me abstuve de darle a conocer mi punto de vista, pero uno ha de ser consecuente con los retos que voluntariamente asume, y si estos están por encima de sus posibilidades, no es lícito que cargue contra los organizadores ni el entorno. Si nuestro estimado deporte está de moda y una persona que no ha pisado nunca una piedra resbaladiza, se cree que con subir media docena de veces a la loma que tiene al lado de su ciudad ya puede afrontar el maratón de Berga o el Ultratrail del Aneto, por nombrar estos que tenemos a mano, alguna cosa no cuadra.

Lo que queda claro, por muy fácil que algunos podamos tener la lágrima, es la ilegitimidad del llanto de aquella corredora.


Bueno, es un tema sobre el que ya he hablado antes, por ejemplo aquí , y sobre el que cada uno puede reflexionar y comentar ¿somos coherentes cuando elegimos un reto?
 

9 comentarios:

abel recknold dijo...

Me parece que has dado en el clavo con la pregunta final. Muchas veces pecamos ( y por supuesto me incluyo) de exceso de confianza.
Aunque hay que reconocer que de todo se aprende. Yo he aprendido a ver los retos de una manera más realista y consecuente con mi estado físico y psicológico. Objetivos realistas, vamos!

Gran entrada Livan!

Livan dijo...

Gracias Abel. Ves la falta de coherencia en tantas actitudes....Es como cuando estas en la playa y ves a un tipo nadando hasta una boya lejana, y no tiene mucha pinta de poder llegar....y mucho menos regresar...y estas ahí pendiente del tipo, pasando un mal rato....temiendo lo peor. Yo no soy un buen nadador, pero como he nacido en una ciudad con playa, me he pasado la vida jugando en el mar, en días malos con mucho oleaje, y por eso me defiendo. Pues en dos ocasiones, he tenido que arriesgar mi pellejo para sacar del agua a tipos insensatos.....mientras la gente a mi alrededor sigue comiendo pipas y opinando: -aquel calvo se ahoga fijo !!. La fanfarronería nos pierde, y "nuestras pelotas firman cheques que nuestros músculos no pueden hacer efectivos", y en este saco nos meteremos todos, en mayor o menor medida.

Anónimo dijo...

"nuestras pelotas firman cheques que nuestros músculos no pueden hacer efectivos" De las mejores frases que he leido!!!! Te la copio

javibombero dijo...

Yo que tu a esta frase le sacaba el copiright....grande livan.

Celina dijo...

Tienes razón en lo que comentas. Hay que tener mucho respeto a la montaña y ser muy conscientes de nuestras capacidades. Es licíto que todos nos planteemos grandes retos, pero ello debe implicar sentarse a valorar si es el momento de hacerlo o hay que esperar varios años para tener el nivel de preparación adecuado, o incluso si hay que desistir. Lo que haga el vecino no es indicativo de lo que podemos hacer nosotros.

Livan dijo...

Cierto Celina, la gente ve a un conocido hacer algo y automaticamente devalua el acto, y se ve con la capacidad suficiente para afrontarlo.....sin esperar el tiempo necesario, ni atesorar experiencia....deprisa, siempre deprisa.

Chicos, la frase es traducida de un artículo en ingles de Christopher McDougall, de hace unos años, en la revista Menshealth. Me gustó mucho, y por eso la suelo usar, pero no la puedo registrar....ya me gustaría.

Jose Mª Mariscal dijo...

Yo le añadiria a esa magnifica frase "que nuestros musculos y nuestra mente no pueden hacer efectivos".
Gran entrada como todas. Enhorabuena

Unknown dijo...

llevas mucha razón en todo ivan,la peña en cuanto hace un maratón ya cree que puede hacer una de 100 y después una de 150 y luego subir mas alto.todo requiere una adaptación y un aprendizaje.yo he hecho ya varios ultras y sigo considerándome un novato o globero.me marco retos que pueda alcanzar razonablemente dependiendo de mi actitud y aptitud en ese momento para prepararlo,sin preparación no llegas a ningún sitio.un saludo

Fali dijo...

Si, pero... si ya sabemos que estamos preparados, igual ya no es tal reto. Precisamente el reto consiste en viajar a la incertidumbre y coquetear con el límite, siempre por debajo, pero muy cerca del límite. Quizás el problema no sea los retos que nos planteamos, sino que la mayoría de la gente piensa que el final de la ascensión es la cima de la montaña y no el regreso a casa. En la preparación para superar el reto, además de preparar cuerpo y mente, también hay que cubrirse las espaldas y prever cuales son las vías de escape y cuales son las barreras y alarmas que uno no debe superar... pienso yo...